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Guerra afirma que existe una campaña del "poder del dinero" para ocupar el PSOE

Luis R. Aizpeolea

LUIS R. AIZPEOLEA El vicesecretario general del PSOE, Alfonso Guerra, manifestó ayer: "Hay grupos conservadores que quieren ocupar este partido y creen haber encontrado una roca en la puerta, e interpretan que la roca la he puesto yo y la quieren quitar". Alfonso Guerra aprovechó la presentación del libro Intrahistoria del socialismo, de los hermanos Martínez Cobos, y el calor de la sede central socialista de la calle Ferraz, en Madrid, para acusar a los "sectores conservadores" y al "poder del dinero" de una campaña dirigida, a través de los medios de comunicación, "para ocupar el PSOE".

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Asimismo exaltó el protagonismo de Felipe González en el partido y la sociedad. Al acto que protagonizó Alfonso Guerra acudieron el sector guerrista de la ejecutiva del PSOE, el ex alcalde de Madrid Juan Barranco, Luis Yáñez y el ex secretario general de Alianza Popular Jorge Verstryrige. No había, sin embargo, ningún ministro, con la excepción del de Trabajo, Luis Martínez Noval, y la titular de Asuntos Sociales, Matilde Fernández, ex miembro de la ejecutiva del partido. Sí estaban todos los asistentes a la reunión del hotel Suecia de Madrid en las que Guerra habría pronunciado las frases origen de la actual polémica.Guerra, serio, circunspecto, con traje oscuro, camisa azul clara y corbata roja, en la mitad de su intervención que duró una media hora, repentinamente se refirió a los últimos acontecimientos en el PSOE y dio su versión pasando a la ofensiva.

Guerra comenzó la parte caliente de su discurso señalando que el PSOE tiene un "futuro prometedor, mal que les pese a los sectores conservadores que están intentando buscar la quiebra interna del partido desde 1976, financiando operaciones reformistas e intentando el desprestigio de los dirigentes socialistas". "La última actividad del macartismo pretende la división interna. Algo sé de esto. porque bastaban unas palabras mías para buscar lecturas retorcidas", dijo.

A continuación, refiriéndose a la publicación de sus conversaciones privadas en la tertulia organizada por Juan Barranco y en la comida del hotel Suecia el pasado 29 de octubre, señaló: "Ahora ya no necesitan mis palabras. Ahora mis palabras las ponen ellos y pasan a enredar y concluir rozando la perfección sobre hechos inventados". "Estos sectores", añadió, "poco respetuosos con el sistema democrático, están rozando la agitación y propaganda cuando, dirigiendo todas sus baterías contra mí, acaban calificándome como el acosador. Ni el senador McCarthy se atrevió a tanto".La hiel y la miel

Seguidamente se autoproclamó como el bastión defensor del PSOE al decir que "hay grupos conservadores que quieren ocupar este partido y creen haber encontrado una roca en la puerta, e interpretan que la roca la he puesto yo y la quieren quitar". Dirigiéndose más directamente a la militancia socialista, desconcertada por los últimos acontecimientos y que abarrotaba el salón de actos, señaló: "Sabéis que cualquier día veréis un insulto mío dedicado a cada uno de vosotros. Se trata de eliminar vuestro afecto a algunos de nosotros.

Pienso, sin embargo, que toda la hiel del inquisidor no conseguirá derretir la miel de la fraternidad socialista".

A continuación aconsejó a la militancia socialista de la siguiente manera: "Cuando queráis saber la opinión de los dirigentes del partido escuchadles a ellos y no tendréis a los que den conjuras por doquier ni a los que van en contra del partido ocultando sus objetivos bajo ataques a las personas".

En otro momento se refirió al presidente del Gobierno, Felipe González, del que dijo que hace 17 años, durante el congreso socialista de Suresnes, ya sabíamos que iba a ser el "protagonista del partido y el papel tan importante que iba a jugar en la sociedad española". Destacó también el hecho de que, 17 años después del congreso de renovación del PSOE, un Gobierno socialista estuviera flanqueado por los presidentes soviético y norteamericano en una conferencia de paz.

Otro de los aspectos más llamativos de la intervención del vicesecretario general del PSOE fue la negación de la existencia del "pacto del Betis", el acuerdo entre socialistas, vascos y andaluces para renovar el PSOE y que históricamente se ha esgrimido como la base del nuevo socialismo español. En otro momento de su intervención, Alfonso Guerra resaltó el papel del congreso de Suresnes y su proyección futura. Destacó tres decisiones de aquel congreso: el proyecto autónomo socialista, la búsqueda de la mayoría social para el cambio y el nuevo equipo dirigente, encabezado por Felipe González. En otros pasajes de su discurso, Guerra atacó el neoliberalismo, abogó por una renovación de las ideas de izquierda.

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