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"Si todos semos Fernández, ¿nos van a separar?"

Javier Casqueiro

No ha trascendido en Los Focos el acuerdo de la calle de Miguel Ángel, sellado en la sede de la Delegación del Gobierno de Madrid por su máximo responsable y por el alcalde y el presidente de la Comunidad. La decisión de dispersar en un plazo de dos semanas, y en viviendas públicas, a los gitanos de este poblado marginal ha sido acogida con cierto rechazo y desconfianza. Los chabolistas no saben adónde les quieren llevar, pero sí tienen clara una cosa: "Si semos todos Fernández, ¿cómo nos van a separar?".

Sospechosamente, en Los Focos, cuando se le pregunta a alguien el nombre, siempre resuena el mismo apellido: Fernández. A medida que se acrecienta su desconfianza hacia los políticos y los periodistas curiosos, se estrechan sus lazos familiares. "Si semos todos hermanos, sobrinos, primos hermanos y llevamos juntos toda la vida, ¿cómo nos van a separar ahora?".Juan Fernández habla sin reparos y por boca de todos. Ejerce de portavoz en ausencia del patriarca del poblado, Diego Fernández, que ha viajado a Montijo (Badajoz) para atender ayer a sus muertos. Los gitanos de Los Focos, del asentamiento pendiente de realojar situado en uno de los márgenes de la M-40, no habían recibido ayer a la hora del sesteo ninguna noticia firme sobre cuál es la nueva ubicación que el Consorcio para el Realojamiento de la Población Marginada les prepara.

No saben muy bien qué es el Ivima (Instituto de la Vivienda de Madrid) o la EMV (Empresa Municipal de la Vivienda), los organismos que les están buscando las casas como consecuencia del acuerdo alcanzado el jueves en la Delegación del Gobierno entre las tres administraciones.

Eso sí, no se creen casi nada. "El turrón nos lo vamos a comer aquí", pronostica Juan. El alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, afirmó el día anterior durante el anuncio del acuerdo que estos chabolistas iban a pasar la navidad en viviendas sociales de la Comunídad y el Ayuntamiento. Martín, un crío que juega con su panda alrededor de una gran furgoneta, aprovecha para terciar futbolísticamente: "El turrón se lo va a comer este año el Atleti". Los amigos confunden el producto navideño y replican: "No, no, el marrón se lo va a tragar Mendoza".

Dolores Navarro dice llevar 26 años en Los Focos y recuerda perfectamente lo que ocurrió el año pasado, en diciembre: "Los políticos también nos prometieron que en cinco o seis meses nos realojarían, y entavía estamos aquí". También les dijeron que fueran más limpios. Ellos, simplemente, recuerdan que Los Focos era hace no mucho tiempo una escombrera y que eso se nota en todo, y especialmente en las ratas que deambulan por los alrededores. "¿Qué vamos a hacer para que esto esté limpio, comernos la basura?". "¿Que nos van a sacar de aquí en unos días?". "¿Que nos van a llevar a casas?". Los gitanos están contentos por salir de Los Focos pero no a cualquier precio. Existen matices. Dolores Navarro explica que ella piso no quiere: "Si semos fruteros o chatarreros en el piso no nos podemos buscar la vida". Agustina Fernández insiste en la idea de "salir todos juntos" pero puntualiza que prefiere "esta zona [entre Vicálvaro y San Blas] y con el mercadillo cerca".

Chabolistas con escrúpulos

Los nombres y los argumentos se repiten. Otro Juan Fernández distinto del anterior subraya todavía más la tesis solidaria de la familia gitana: "Si no nos quieren dar la casa, que no nos la den; pero que no nos separen, aunque tengamos que quedarnos aquí otro invierno". Los chabolistas, tras permanecer toda su vida en casetas de cartón y llevar un año en la cuneta de la M-40, no parecen tener prisa, y sobre todo mantienen sus escrúpulos.Juan y Dolores entienden que, si no hay otra solución mejor, al final tendrán que aceptar vivir dispersados, eso sí, no con cualquier tipo de vecinos. "Lo que van a hacer es meternos a cada uno en esas casas viejas que hay, pero yo ahí no voy; y menos si es con gitanos que no conozco". Al parecer, si los desconocidos son payos el problema se desvanece. "Entre los gitanos hay de todo, como en la farmacia".

Los chabolistas mayores que ayer estaban en Los Focos son muy reacios a compartir viviendas con gitanos de otros poblados; "porque no les conocemos", dicen. No entienden el comportamiento de los vecinos de Villaverde al manifestarse para impedir su realojamiento, y comentan, ahora que parece perfilarse otra solución para su asentamiento: "Con los racismos que tienen allí, cogimos un poco de miedo". Sobre la droga y su comercio no dan demasiadas explicaciones. En Los Focos nunca han visto a nadie manejar droga, "aunque por aquí puede pasar mucha gente". La medida para "incrementar la seguridad con más presencia policial en los asentamientos donde se compruebe la existencia notoria de tráfico de drogas", anunciada el jueves por el delegado del Gobierno, Segismundo Crespo, no les impresiona demasiado: "Pasar, pasan patrullas, pero es ralísimo".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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