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Por sus carteles los conoceréis

Euskadi es un laboratorio político. Mientras la Liga y el Movimiento se unifican ahora, sus hermanos vascos -LKI y EMK, respectivamente- llevan ya bastantes meses de la mano en la calle, en los carteles y en todas partes, salvo en sus ejecutivas. La "feliz confluencia", según sus impulsores, se consolidó en un día muy apropiado: San José Obrero, marzo de 1991.La "izquierda radical vasca" suena a etiqueta de rock y, sin embargo, nada más lejos de la intención de sus promotores. "Todo está por escribir en el futuro de la izquierda revolucionaria", dice un portavoz del ya viejo EMK.

Sesudos activistas de la vieja guardia y artistas improvisados de la farándula comprometida componen la materia prima del movimiento.

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El nuevo topo

"La reconversión en la izquierda radical vasca acaba de comenzar. En Euskadi se van a mover las cosas y los referentes nacional y de posibilidad negociadora entre ETA y el Gobierno son una visión escorada de una realidad mucho más compleja" dice un miembro del nuevo partido.

Con todo, su mayor éxito ha sido el de sorprender al personal con su imaginativa propaganda. Montajes de verbena y desbordante ironía aderezan su lenguaje. Y sobre todo un rosario de provocadores carteles, que han renovado por completo el concepto de la publicidad política en este país. Un ontaje fotográfico sobre el anuncio de la película de Brian de Palma Los intocables de Elliot Ness sirvió para acusar al Gobierno de etar detrás de los GAL: Felipe González se convertía en Al Capone, mientras la cara del subcomisario Amedo sustituía a la de Kevin Costner. El escándalo de las tragaperras se transformó en Los Tragalperras, con el lehendakari Ardanza y Ramón Jáuregui acodados junto a una máquina de monedas.

La campaña de boicoteo a los productos franceses y la política del Gobierno central en el País Vasco han motivado otros imaginativos, montajes que sorprenden incluso a quienes son más directamente alcanzados por sus dardos.

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