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Crítica:MÚSICA
Crítica
Género de opinión que describe, elogia o censura, en todo o en parte, una obra cultural o de entretenimiento. Siempre debe escribirla un experto en la materia

Versiones estremecedoras de los cuartetos de Bartok

En medio de un ambiente aclamatorio terminó el jueves en Madrid, en el Auditorio Nacional de Música, el ciclo de cuartetos de Bela Bartok interpretados por el cuarteto Takacs, de Budapest, que volvió a maravillarnos por la precisión de su técnica puesta al servicio de la ideología bartoquiana.Esta ideología tiene sus raíces y hasta su razón de ser en la música popular húngara, rumana, búlgara y demás países del entorno y se da el caso singular de que Bartok, a diferencia de Igor Stravinski y Manuel de Falla, trabajó largamente, junto a Kodaly, en la búsqueda de un material que consideraba más interesante que la música sabia.

De él se deriva el giro de las melodías con su juego de modalismo y cromatismo, la riqueza de los acentos, ciertas soluciones instrumentales y sobre todo la multiplicidad de los ritmos desiguales evidentes en el primero y tercer tiempo del último cuarteto. A partir de esa herencia Bartok dio respuesta adecuada, en nuestro tiempo, a los cuartetos que Ludwig van Beethoven compuso entre los años 1798 y 1826. Pero lo decisivo es la potencia individual del compositor y la naturaleza de sus estados anímicos.

Cuarteto Takacs

Obras de Bartok. Auditorio Nacional. Madrid, 31 de octubre.

Queda claro en el desolado Cuarteto número 6, fechado en Saanan, Budapest, el 8 de septiembre 1939, un año antes del paso de Bartok por España camino del exilio americano. En ese tiempo, la biografía de Bartok registra la muerte de su madre y la historia, el segundo gran incendio europeo del siglo XX. Lo que justifica que el centro expresivo de la obra sea ese Mesto (triste, sombrío) que inaugura cada movimiento y en el que la voz íntima del músico parece hablar desde la singuralización de un instrumento.

Tramos geniales

Dedicado al cuarteto Kolisch, el sexto cuarteto clausura la serie de la que también escuchamos anteayer el segundo (1915-1917) dedicado al cuarteto Waldbauer y el cuarto (1928) destinado al Proarte. Tramos geniales que se insertan en una trayectoria vital y en una circunstancia histórica específica.El segundo coincide con la revolución rusa; el cuarto con las variaciones de Schönberg y la Opera de cuatro cuartos de Brecht, el tercero con la guerra mundial, la Cantata opus 29 de Webern y Le Mur de Sartre.

El cuarteto Takacs asimila la música y su entorno en unas versiones estremecedoras precisamente por su veracidad y su falta de añadidos expresivos, que resaltan íntegramente la hondura, exasperación, esperanza o misterio de cada pasaje, la "calma aureolada por un halo rechinante y tornasolado", como escribe Boulez.

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