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Este verano ardieron menos arboles en la región que el año pasado

Javier Casqueiro

El 15 de octubre terminó de forma oficial la campaña contra incendios de la Agencia de Medio Ambiente (AMA): 7.500 hectáreas (casi cinco veces la Casa de Campo) resultaron quemadas, de las cuales el 20% era monte arbolado. 'La campaña ha sido muy buena, porque las intervenciones se produjeron de forma rápida" explican los responsables de la Agencia de Medio Ambiente. Aunque el año pasado se quemaron sólo 4.355 hectáreas, más de la mitad (2.658) eran arboladas

Cuando Manolo ve un humo con llamas desde El Mojón, en la Agencia de Medio Ambiente se mueve todo. Su retén se estremece, la emisora central entra en fase de alerta, el helicóptero del Icona pone sus aspas a funcionar y se avisa a los hidroaviones del Ejército. Manolo es el mejor vigía y está en el puesto al que se concede más importancia de toda la Comunidad, desde donde divisan 50 kilómetros a la redonda. La campaña contra incendios, que terminó oficialmente el día 15 de octubre, es calificada de "muy buena" por la AMA, ya que el 20% de las 7.500 hectáreas perdidas era de monte arbolado.

Como el Ejército

"Estamos organizados como el Ejército: la infantería la pone la AMA; la aviación, el Icona, y la armada son los coches autobomba de Protección Civil", explica José Manuel Nicolás, director del parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares y uno de los máximos responsables de la lucha contra el fuego en la Comunidad. La infantería, al margen del personal fijo de la Agencia de Medio Ambiente, está formada por 586 personas contratadas durante el verano para dotar a los equipos de medios para un pronto ataque. La convocatoria reserva obligatoriamente 110 puestos para Ilevar a efecto una acción positiva de empleo de las mujeres de la Comunidad en las zonas rurales".

Medio Ambiente convoca todos los años este concurso para los trabajos de vigilancia, prevención y lucha contra incendios forestales, que esta temporada parece haber obtenido buenos frutos. El balance al 1 de octubre ofrecía estos datos: 80 incendios forestales, que devastaron 1.472 hectáreas; 343 actuaciones sobre zonas no arboladas, que quemaron 1.363 hectáreas, y 481 salidas para incendios agrícolas, que afectaron a 4.624 hectáreas.

Las cifras confirman que el mes negro fue julio, cuando se quemó el 91% del total de las hectáreas de monte perdidas en todo el verano, la mayoría en los pinares que rodean el embalse de Las Picadas, en San Martín de Valdeiglesias. En agosto sólo se incendiaron cinco hectáreas con árboles.

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La organización de estas actuaciones corre a cargo de la AMA, que distribuye la plantilla en 28 retenes de nueve personas y coloca a 34 especialistas en los puestos o casetas más estratégicos del territorio.

"Estas personas son nuestros ojos; son los primeros que ven el fuego y los que avisan para que podamos actuar en los 10 primeros minutos, que es cuando se puede atacar un incendio", explica Nicolás.

Ésa es la opinión también de Manolo, que se echa 10 horas -día sí, día no- sobre la loma El Mojón, entre los términos municipales de Colmenar Viejo y Soto del Real. Allí desayuna, come, merienda y cena.

Manolo lleva 11 años ejerciendo cuatro meses al año de vigilante para la AMA. Ahora cobra 113.000 pesetas al mes y reivindica algún tipo de reconocimiento profesional, "porque esto es muy aburrido y casi compensa dedicarse a albañil".

"Serranos y montaraces"

El director del parque regional de la Cuenca Alta del Manzanares recoge el testigo y se pronuncia a favor de la profesionalización de este tipo de "colaboradores de lujo", que responden al perfil deseado: "serranos y algo montaraces". Ahora, con el sistema concurso, podrían no contratarle y llamar a un "universitario de Parla que no haya visto nunca el campo", dice Nicolás. Cuando Manolo ve las llamas o el humo de un posible incendio avisa a la emisora central, donde el técnico de guardia mueve sus peones. Actúa primero el retén más cercano; en este caso, el de Soto del Real.

Luego, si la cosa se complica, se trasladan más retenes y llega el canguro, el helicóptero del Icona, que coloca con exactitud milimétrica 1.500 litros de agua sobre la zona más inaccesible. En última instancia se reclama la ayuda de los hidroaviones del Ejército.

Fernando, que fue bombero y es el encargado del retén de Soto del Real, ha dirigido el verano pasado 42 actuaciones, y reconoce que la llegada de agua es básica. Afirma también: "Nosotros somos los que apagamos la mayoría de los fuegos, y aunque tenemos unas mochilas con 20 litros de agua, las gastamos enseguida y luego recurrimos a echar tierra o golpear con las mantas".

Fernando, que un día normal se dedica a limpiar el monte o reparar cunetas para facilitar el acceso de los coches, no para de fumar, y asegura desde la Cuenca del Berrueco: "Lo más importante es definir bien el incendio, llegar pronto y saber por dónde abordarlo".

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Sobre la firma

Javier Casqueiro
Es corresponsal político de EL PAÍS, donde lleva más de 30 años especializado en este tipo de información con distintas responsabilidades. Fue corresponsal diplomático, vivió en Washington y Rabat, se encargó del área Nacional en Cuatro y CNN+. Y en la prehistoria trabajó seis años en La Voz de Galicia. Colabora en tertulias de radio y televisión.

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