Átípicos
La exposición de las empresas industriales españolas a la competencia exterior se ha traducido en casos más que abundantes en un deterioro de su cuenta de explotación. Algunas sociedades han decidido perder colchón patrimonial para poder salvar la situación e incluso el dividendo. Pero los atípicos se acaban un día u otro. Y para compensar la debacle o la incertidumbre que introducen en las carteras los valores industriales y algunos bancarios, el recurso a la diversificación está exclusivamente fuera de la bolsa. Algún analista comenta, y no le falta razón, que apenas hay empresas de servicios españolas en bolsa.Mientras, en el mercado no pasa nada y la contundencia con que papel y dinero se empeñan en jugar al escondite ha dado paso a un juego más que aburrido que ha hecho refugiarse a cada vez más inversores en la seguridad de los fondos variables o en la pura y dura renta fija.
No están los tiempos para esperar a ver qué pasa, porque la economía no está en su mejor momento y, el mercado no para de ofrecer nuevos productos financieros con unas primas fiscales muy atractivas para el ahorrador.
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