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RELIGIÓN

El patriarca ortodoxo ruso desaira al Papa al rechazar su invitación para acudir al sínodo

Juan Arias

El desplante que el patriarcado ortodoxo ruso acaba de hacer a Juan Pablo II tras haber rechazado el patriarca Alexej de Moscú una invitación personal del papa Wojtyla para asistir al próximo sínodo europeo, convocado en el Vaticano para el 28 de noviembre próximo, es algo inédito en las relaciones entre el catolicismo y la Iglesia ortodoxa.Según los expertos religiosos, el no de la Iglesia ortodoxa rusa al papa Woityla supone, en la práctica, una verdadera ruptura en unas relaciones siempre difíciles entre ortodoxos y católicos, pero que, sin embargo" no se habían interrumpido nunca desde los tiempos de Juan XXIII. De hecho, es la primera vez en los últimos 30 años que un patriarcado ortodoxo y tan importante como el de Rusia -la confesión cristiana más numerosa después de la católica- se niega a aceptar una invitación de Roma.

El rechazo de la invitación papal por parte del patriarcado ortodoxo de Moscú reviste mayor importancia porque precisamente el sínodo de noviembre analizará el papel de la Iglesia tras la caída del comunismo.

El patriarca no sólo ha rechazado la invitación del Papa, sino que lo ha acusado de estar llevando a cabo "un proselitismo descarado", sobre todo en lo que concierne al conflicto entre la Iglesia católica de Ucrania de rito oriental (los uniatas) y la Iglesia ortodoxa ucrania ligada al patriarcado de Moscú.

En su respuesta negativa al Papa, el patriarca Alexej acusa a los católicos del Papa Wojtyla de "encarninarse por el peligroso sendero de un conflicto continuo que, en la práctica, ha anulado la idea misma de diálogo". El patriarca se queja también de que, tras haber solicitado repetidas veces la intervención de Roma acerca de la espinosa cuestión de los uniatas, lo único que ha recibido ha sido "un continuado silencio". Además, el patriarca ortodoxo ruso añade: "Nuestra participación al debate en el sínodo católico de Roma revestiría un carácter de ambigüedad. La opinión pública cristiana del mundo caería en el engaño respecto al estado actual de las relaciones entre nuestras iglesias, para dejar el puesto a un proselitismo sin pudor".

La gravedad del rechazo de la Iglesia ortodoxa rusa a participar en el sínodo de obispos ha llevado a decir a los comentaristas religiosos que ello podría impedir el proyectado viaje de Juan Pablo II a Moscú para 1992.

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