El Papa pide a todos los brasileños que colaboren para modernizar el campo
Juan Pablo II pidió ayer a los brasileños, durante una homilía en la capital del Estado de Marinhao, que promuevan "todas las formas de colaboración entre distintos sectores de la sociedad para buscar soluciones a la cuestión de la propiedad y de la utilización de la tierra" para modernizar la agricultura del país.
El papa Juan Pablo II resumió así el sentido de su homilía de ayer en la misa que celebró en San Luis, capital del Estado de Marinhao, en el confín suroriental del Amazonas. Un nutrido grupo de madres de campesinos asesinados, con crespones negros en la cabeza, seguía la liturgia. También estaban presentes los terratenientes, el grupo social que ha generado ese estado de cosas.Antonio Carlos Fonteles de Lima, de unos 50 años, diputado y miembro del Comité Nacional del Partido Socialista Brasileño, es una víctima de la violencia desatada en Brasil en torno a la tierra. Su nombre está en la lista de los que morirán pronto, y, hasta ahora, los macabros anuncios se han cumplido al pie de la letra. Su hermano Paulo fue asesinado en 1987.
Carlos Fonteles estaba a las seis de la mañana de ayer en el hotel Praia do Mar de San Luis, intentando contactar con los periodistas que siguen este viaje del Papa. Mostraba la carta que había entregado la víspera al obispo de la ciudad, Dom Paulo Ponte, y rogaba: "Si pudiera escribir algo, nos haría un gran favor".
En Pará, el Estado de Fonteles, vecino a Marinhao y uno de los mayores de Brasil, en 1989 murieron asesinados 20 campesinos envueltos en 300 conflictos con latifundistas. En 1990, "sólo en el distrio meridional de Itaituba se registraron unos 400 asesinatos, practicados con una crueldad refinada", dice la carta.
Asesinos impunes
La Iglesia brasileña ha denunciado con insistencia estos hechos de los que también han sido víctimas sacerdotes que apoyaron los campesinos. Los asesinos gozan de total impunidad y, así, la reforma agraria, siempre pendiente de la falta de iniciativa politica, opera en un solo sentido; los latifundios crecen al dictado de las pistolas y el proceso alimenta una espiral de violencia: los campesinos sin tierras se integran en las legiones de los que se buscan la vida en las ciudades por cualquier medio o van, como garampeiros, a enfrentarse con los indios del Amazonas."Hablar de reforma agraria no es sino apoyar la modernización de las relaciones de trabajo en el campo", dijo el papa Wojtyla en su misa, como única referencia a este aspecto concreto del problema.
La visita del Papa a Bras está siendo acogida favorablemente incluso por los sector, más contestarios del episcopal. El obispo catalán Pedro Casaldáliga, que el sábado criticó que el Papa llegara "con tanta pompa" al país de la pobreza, ayer mostró optimista porque, dijo, el discurso que Juan Pablo II dirigió el domingo a los prelados predica que Roma ha entendido que es preciso llegar a un equilibrio entre los aspectos temporales y espirituales de la Iglesia".
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