El general Muñoz-Grandes se perfila como primer jefe de la Fuerza de Acción Rápida

El general de brigada de Infantería Agustín Muñoz-Grandes Galilea, hijo único del que fuera vicepresidente del Gobierno y organizador de la División Azul, será con toda probabilidad el primer jefe de la Fuerza de Acción Rápida (FAR) española, cuya creación debe producirse antes de fin de año, según fuentes militares consultadas por EL PAÍS. Muñoz-Grandes es, desde mayo de 1989, jefe de la 1 División (Planes y Organización) del Estado Mayor Conjunto, donde se han elaborado los estudios que culminarán en breve con la directiva de constitución de la FAR, prevista en el Plan Estratégico Conjunto, aprobado en 1990.

El nombramiento de Muñoz-Grandes permitirá obviar la pugna que han mantenido durante años la Legión y la Brigada Paracaidista por hacerse con el mando de la FAR, ya que el general no pertenece a ninguna de las dos unidades, pero en cambio es piloto de helicópteros y ha estado destinado en las Fuerzas Aeromóviles del Ejército de Tierra (Famet), el tercer pilar sobre el que se apoyará la futura fuerza.Muñoz-Grandes, que acaba de cumplir 56 años, fue ayudante de campo del Rey desde 19719 hasta 1983. Durante el golpe de Estado del 23-F desempeñó un importante papel como intermediario entre el Rey y varios militares, tanto sediciosos como leales. Tras abandonar la Casa Real, fue nombrado jefe del Estado Mayor de la brigada XII de la División Acorazada Brunete, en El Goloso (Madrid). En 1988 se convirtió en el primer ascendido al generalato entre los miembros de la décima promoción, a la que también pertenecen los generales Ángel Lobo, Javier Pardo de Santayana y Antonio Mir.

Es medios militares se da por descontado el próximo ascenso de Muñoz-Grandes a general de división, ya que se pretende que la FAR, que va a ser la más importante unidad del Ejército de Tierra, sea mandada por un militar de dicho empleo. El nombramiento del máximo responsable de la FAR, de acuerdo con su composición, corresponderá al jefe del Estado Mayor del Ejército, teniente general Ramón Porgueres, del que dependerá orgánicamente, aunque a efectos operativos esté a las órdenes del jefe del Estado Mayor de la Defensa, almirante Martín-Granizo.

Una vez creada sobre el papel, a través de la correspondiente directiva, para que la FAR sea realidad será preciso nombrar a los miembros de su Estado Mayor, a los que actualmente se busca alojamiento físico en el Cuartel General del Ejército, en la madrileña calle de Prim. El presupuesto de Defensa para 1992 incluye un crédito de 2.000 millones de pesetas destinado a la potenciación de la FAR, que se destinará a sistemas de comunicación y modernización de helicópteros.

Según los últimos estudios, que en las próximas semanas serán debatidos por los máximos responsables del ministerio, la PAR contará con un nucleo permanente integrado por la Brigada Paracaidista, con unos 4.000 hombres; la Legión, alrededor de 5.000, y las Famet, con 3.000 hombres y 189 helicópteros. Se trata de las tres unidades del Ejército con mayor porcentaje de voluntarios. Además de este núcleo permanente, la FAR tendrá otras unidades adscritas -una brigada de cazadores de montaña, una brigada mecanizada y la Infantería de Marina-, que se sumarán a la misma en función de las características de la zona donde tenga que desplegarse. La FAR se reforzará asímismo con secciones de especialistas en guerra electrónica, ingeniería, inteligencia, comunicaciones o logística y contará con el apoyo de aviones y buques de transporte del Ejército del Aire y la Armada. El Gobierno español se comprometió ante la OTAN a crear en 1991 una unidad capaz de desplegarse con rapidez fuera de su territorio, para hacer frente a crisis militares. También ha defendido en el seno de la Unión Europea Occidental (UEO) la creación de una fuerza multinacional europea destinada a intervenir en defensa de los intereses comunes incluso fuera del continente, a la que España contribuiría con la FAR.