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Un incendio de tres horas en Chernóbil reaviva las exigencias de su cierre

ENVIADO ESPECIALUcrania vivió anoche bajo el terror nuclear. Como aquel fatídico 26 de abril de 1986 en que la explosión en el módulo 4 del reactor atómico de Chernóbil, a 130 kilómetros de Kiev, puso a prueba la reciente política de glásnost (transparencia informativa) de Mijaíl Gorbachov. Ahora le ha tocado el turno al módulo 2, en el que se desató a las 20.09 horas del viernes (una hora menos en España) un incendio, que, según las informaciones oficiales pudo ser sofocado tres horas después sin que se produjera escape radiactivo alguno.

El sospechoso del susto es un interruptor eléctrico del distribuidor del generador número 4 del segundo bloque, que provocó un incendio en el techo de la sala de turbinas. Según el ingeniero jefe de la central, Nikolai Sorokin, a las 20. 10 horas, se detuvo el reactor, que pasó al régimen de enfriamiento, en tanto que las llamas se aislaban en los límites de la sala y eran sofocadas.

El techo quedó destruido parcialmente y un amasijo de cascotes e hierros retorcidos recordó a los cerca de 300 bomberos llegados de Kiev y otras ciudades próximas de Ucrania, el espectáculo devastador y temible de hace cinco años, cuando Chemóbil sufrió el más grave accidente de la historia de la energía nuclear. En aquella ocasión, las víctimas mortales se cifraron en decenas como consecuencia inmediata de la explosión y en centenares por las innumerables secuelas, que aún se dejan sentir. Ahora, de hacer caso a las autoridades, el índice de radiactividad de la imzona no ha experimentado el menor aumento, no se han producido fugas y no se han registrado muertos hi heridos, ni entre los bomberos ni entre los trabajadores de la central.

Los bloque 5 y 6, que estaban construyéndose en abril de 1986, no se abriran nunca. El 4 (el de la muerte) está sepultado desde entonces. El 2 se cerró el pasado viernes. Pero aún siguen en funcionamiento el 1 y el 3, lo que no deja nada tranquila a la población ucrania."

"Cuando oímos la palabra Chernóbil se nos pone la piel de gallina", comentaba ayer en una calle de Kiev Lenin Mijaíl Sutúnov, un ingeniero de 40 años. Pese a todo, un leve conato de pánico no cristalizó y, a media tarde, la situación en la ciudad, de más de dos millones de habitantes, era normal.

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