El divorcio teórico
Predecir lo que mañana hará la Bolsa va de lo imposible a la simple monotonía. El soporte estadístico ha desarmado definitivamente el análisis más clásico, hasta el punto de producir situaciones como la del político norteamericano que le pidió consejo a Samuelson: ¿Qué debo leer para ponerme al día? El premio Nobel le aconsejó Economía, el tratado introductorio que más revisones y reediciones ha en la historia de las doctrinas.El primero se confundió de libro y acabó leyendo otro tratado de Samuelson, mucho más complejo, repleto de fómulas matemáticas e imposible de abordar para un lector no especializado. A los pocos días -lo cuenta el político en su biografía- coincidieron de nuevo. ¿Qué le ha parecido el libro?, preguntó el profesor. Estoy tan desfasado que no he conseguido entender casi nada, respondió el político.
La anécdota sirve para explicar un divorcio entre el moderno análisis técnico y la tradición psicologista en la que sostienen su instinto inversor algunas carteras, partidarias de la intuición. Es una brecha entre los pronóstico con soporte técnico y el olfato de los inversores.
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