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Editorial:
Editorial
Es responsabilidad del director, y expresa la opinión del diario sobre asuntos de actualidad nacional o internacional

Un nuevo curso

LA UNIVERSIDAD abre sus puertas estos días a los estudiantes que inician. un nuevo curso. Muchos de los viejos problemas siguen aquejando a nuestras universidades, mientras que otros nuevos aparecen, normalmente relacionados con una mayor exigencia de calidad, propia de una sociedad más avanzada cuyas expectativas no se ven realizadas, pese a las mejoras que éstas puedan haber experimentado.De nuevo las peticiones para cursar estudios universitarios han desbordado la capacidad, de algunas universidades, señaladamente en Madrid, sin que la reciente creación de nuevos centros parezca haber aliviado esa presión. Es obligado, por tanto, planificar la utilización de los recursos para crear nuevas plazas en función de la demanda, de modo que pueda ir alcanzándose un mejor equilibrio con la oferta de las distintas universidades, aun sabiendo que la racionalidad requiere a veces hacer caso omiso de otro tipo de consideraciones. Como es también obligado apostar decididamente por la formación profesional de nivel superior, que podría absorber gran cantidad de jóvenes sin verdadera motivación universitaria.

El curso pasado se procedió, por primera vez en la historia de nuestras universidades, a una evaluación de la capacidad investigadora de todos los profesores universitarios, que, con todas sus deficiencias, ha supuesto un paso en la dirección de estimular el trabajo de investigación al influir, siquiera sea en una pequeña fracción, en el sueldo de los profesores. Lo que no parece que vaya a ocurrir es que se saquen las consecuencias institucionales de esa evaluación. Hora es ya de decir que no todas las universidades son iguales en sus, prestaciones en cada una de las disciplinas académicas. La evaluación realizada debe ser ampliada de modo que pueda servir para que la sociedad tenga una idea completa del perfil y capacidades de las distintas universidades; pero también para orientar la política de las autoridades responsables.

En este curso veremos iniciarse el proceso de cambio en los planes de estudios y la implantación de nuevas titulaciones. En principio, la orientación adoptada es positiva, pero los resultados de la reforma han de verse en la realidad y no en el papel. Y lo que cuenta en la realidad son los medios para aumentar el peso de las enseñanzas prácticas, tal y como marcan las directrices de los nuevos planes, y mejorar drásticamente los laboratorios y las bibliotecas. Sin olvidar que, sin un cambio en la actitud y en la mentalidad de los profesores, la reforma podría quedar en un irrelevante cambio de nombres de las distintas materias. Veremos también si la posibilidad abierta para crear universidades privadas conduce a proyectos solventes desde el punto de vista académico y económico más allá de las iniciativas apuntadas, a veces con vehemencia, durante el curso pasado.

Durante la sesión del Consejo de Universidades celebrada hace unos días se suscitó un interesante debate a propósito de las normas de permanencia de los estudiantes en la Universidad. Es de sobra conocido que muchos estudiantes lo son durante larguísimos periodos de tiempo, arrastrando además un considerable número de asignaturas pendientes, con la consecuencia de que hay plazas escolares que están siendo ocupadas sin provecho, alguno, en detrimento de quienes no han podido entrar y podrían aprovecharlas mejor. Las universidades y sus consejos sociales, a los que la ley confiere la competencia en esta materia, han de tomar medidas que, con las cautelas y la sensatez que el caso requiere, contribuyan a terminar con una situación injusta a todas luces. Sin olvidar que es preciso actuar también para corregir la artificiosa dificultad de. ciertas carreras y asignaturas, proverbial en algunos casos, que no responde a razón académica alguna, sino a la arbitrariedad, en el mejor de los casos, y al reflejo corporativo, en el peor.

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