El populismo se adueña de la política francesa
La abstención, el Frente Nacional y los ecologistas son los grandes vencedores de todas las elecciones parciales celebradas este año en Francia. En el país más politizado de Occidente, los partidos tradicionales de la izquierda y la derecha contemplan con igual pesimismo su porvenir. Los ciudadanos se desinteresan por los asuntos políticos o expresan su simpatía por discursos marginales, con una fuerte tendencia a hacerse eco de los mensajes populistas.El símbolo de los tiempos que corren es la batalla por la región Provenza-Alpes-Costa Azul que han comenzado a librar el caudillo ultraderechista Jean-Marie Le Pen y, en representación de la izquierda, el empresario y presidente del equipo de fútbol de Marsella, Bernard Tapie. A cinco meses de la cita electoral, Le Pen y Tapie renuncian a usar los argumentos políticos clásicos y, so pretexto de que así piensa y habla "el hombre de la calle" que ambos dicen representar, se dan mutuamente tremendas puñaladas verbales.
Pierre Bergé, el patrón de Yves Saint Laurent y amigo personal de Francois Mitterrand, lo acaba de poner por escrito en su panfleto Libertad, yo escribo tu nombre. Bergé, que reclama para sí el título de "perfecto hombre de negocios socialista", proclama que Bernard Tapie "no es de izquierdas". El marsellés, dice, es tan sólo un "demagogo populista" y un "empresario chuleta".
Izquierda empresarial
En el hombre así descrito por Bergé tiene cifradas la izquierda muchas de sus esperanzas. Julien Dray, uno de los líderes del ala radical del Partido Socialista (PS), lamenta que, frente a la "marea negra" del Frente Nacional en la región mediterránea oriental, los suyos no tengan otro remedio que hacer la "tremenda renuncia" de contar con Tapie.En la patria del racionalismo cartesiano y de la revolución republicana, el populismo en ascenso ha terminado por contagiar a la clase política tradicional. Hacer afirmaciones tremebundas parece ser el único modo que tienen los líderes de los grandes partidos franceses para intentar mejorar sus resultados en las encuestas de opinión. El centrista Valéry Giscard d'Estaing acaba de conmocionar al país hablando de una "invasión" de inmigrantes y proponiendo restablecer el "derecho de sangre". La primera ministra socialista, Edith Cresson, abrió la veda del lenguaje descarnado con sus comentarios sobre la "homosexualidad" de los ingleses y la "vida de hormigas" de los japoneses, y afirmar que la Bolsa le "importa un pepino".
Un estudio publicado en Le Monde por Jerme Jaffré, director de estudios políticos del instituto de opinión Sofres, revela que los partidos políticos tradicionales -el socialista, el neogaullista RPR, la coalición liberal UDF y el comunista- representan hoy menos de la mitad del electorado del país. Jaffré se apoya en los resultados de las cinco elecciones legislativas parciales celebradas este año en Francia.
La abstención -un 62,1% de media, el porcentaje más alto en este tipo de comicios desde la fundación de la V República- y las dos fuerzas políticas emergentes, el Frente Nacional y los ecologistas, son los beneficiados.
Para el PS el ecologismo se está convirtiendo en lo que en los últimos ocho años representa el Frente Nacional para la derecha democrática: un cáncer imparable con el que hay que contar a la hora de la toma o el mantenimiento del poder. Los verdes de Antoine Watcher han obtenido en las últimas cinco legislativas par ciales porcentajes de entre el 6% y el 16% de los sufragios emitidos. El Frente Nacional también sigue creciendo y creciendo. Hoy está seguro de contar con al menos el 14% de los votos a nivel nacional.
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