Los críticos de EE rechazan unirse a GaraikoeIxea, pero admiten un acercamiento

El sector crítico de Euskadiko Ezkerra (EE) lanzó ayer una advertencia a Carlos Garaikoetxea para que no intente absorberlo en su partido. La corriente Auñamendi, según Xabier Gurrutxaga, uno de sus portavoces, sí está dispuesta, en cambio, a participar en una convergencia entre iguales con Eusko Alkartasuna (EA). El ex lehendakari, por su parte, considera posible un "agrupamiento progresivo" en torno a las ideas del nacionalismo progresista y pacífico.

La recomposición del mapa político se ha convertido en el centro de atención en el País Vasco, tras la expulsión de EA del Gobierno tripartito y la escisión de EE. Los cinco diputados expulsados de este partido no tienen intención de renunciar a sus escaños, pese a los llamamientos de Juan María Bandrés, su presidente.Bandrés llegó a decir el sábado, tras decidirse las sanciones, que no aceptarán nunca ser considerados una fuerza política con un sólo escaño en el Parlamento vasco. "Somos un partido con seis escaños y ése es nuestro peso político", aseguró. Este criterio puede explicar la afirmación del secretario general, Jon Larrinaga, de que EE tiene aseguradas sus dos carteras en el Ejecutivo de José Antonio Ardanza.

Hasta el momento, los dos socios seguros del nuevo Gobierno, peneuvistas y socialistas, habían aceptado en principio, la continuidad de EE pero subrayando su extrema debilidad parlamentaria tras perder el control de la mayoría de sus escaños. Los diputados expulsados no pueden ser desposeidos de su acta, en virtud de una sentencia del Tribunal Constitucional, y quieren continuar en la Cámara autonómica como parlamentarios de EE, al menos mientras un congreso extraordinario o un referendum interno no permita conocer la relación de fuerzas.

Los últimos acontecimientos han dado un nuevo ritmo al proyecto de los críticos agrupados en Auñamendi para crear una nueva fuerza política de centro izquierda en Euskadi, nacionalista y socialdemócrata. Para conseguirlo, tanto EA como EE van a tener que enfrentarse a la confesada ambición común de los otros dos partidos nacionalistas de acabar con todo lo que ahora existe entre ellos.

Tras La crisis del Gobierno tripartito, Herri Batasuna (HB) se apresuraba a vaticinar una "descomposición" pura y simple de los dos partidos menores. Ayer, el vicepresidente del Gobierno en funciones, el peneuvista Jon Azúa, manifestaba su acuerdo con esta tesis y afirmaba que la ruptura del Ejecutivo conlleva la de EA y EE.

Actitud abierta

Después de la asamblea nacional de EA, que el sábado por la noche ratificó por 94 votos y con cuatro abstenciones las decisiones de la ejecutiva durante la crisis gubernamental, Garaikoetxea anunció una "actitud abierta" hacia los expulsados de EE durante el congreso de su propia formación, en marzo próximo. El ex lehendakari no considera la expulsión de los parlamentarios, un hito decisivo para la convergencia de ambas fuerzas pero cree que puede facilitar un "agruparniento progresivo".

Auñamendi, a través de Gurrutxaga, se ha apresurado a lanzar una advertencia al presidente de EA "para que no se equivoque". El diputado expulsado de EE rechaza cualquier intento de absorción o satelización y sitúa el objetivo de Auñamendi en la creación de una fuerza nueva de centro izquierda donde cabría la convergencia de EA y los críticos de EE, pero está descartada la integración pura y simple de los segundos en el primero.