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LA FIEBRE NACIONALISTA EN EUROPA

Los otros españoles

Las comunidades autónomas de Cataluña y el País Vasco -seis y dos millones de habitantes, respectivamente, de un total de 39 millones de españoles- están gobernadas por partidos nacionalistas moderados y esencialmente pragmáticos, cuyos objetivos han sido asumir el máximo de poder político y económico pero sin cuestionar la unidad de España, por mucho que de vez en cuando -guiños a su clientela más radical y estrategia de presión ante el poder central- hayan recordado que no renuncian al derecho a la autodeterminación.La estrategia de nacionalistas vascos y catalanes se ha basado hasta ahora en confiar en que la unidad política europea diluya los Estados actuales y que sean las naciones y las regiones las unidades básicas de una futura Europa de los pueblos. La soberanía nacional -soberanía en todo caso relativa frente a Bruselas- se obtendría sin necesidad de plantear un proceso independentista.

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Nuestros 'bálticos'

Los sucesos yugoslavos y soviéticos, sin embargo, han alimentado los planteamientos de grupos nacionalistas más radicales: Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) y Eusko Alkartasuna (EA), por ejemplo, y han conmocionado a sectores de la militancia de los partidos mayoritarios -Partido Nacionalista Vasco y la coalición Convergència i Unió- Para los más nacionalistas, quizá fue un error plantarse con un seis y medio al negociarse los estatutos de autonomía cuando, arriesgando más en este peculiar juego de cartas, podrían haber llegado al siete, e incluso a la jugada óptima del siete y medio de los bálticos.

Es una incógnita si la fiebre báltica obligará al nacionalismo moderado a ir más allá de sus propios deseos. En Cataluña, por ejemplo, algunos prevén que los independentistas de la rejuvenecida ERC mejorarán sus resultados en las elecciones autonómicas del próximo año, arañando a CIU unos votos necesarios para conservar su ajustada mayoría absoluta. El líder de CIU, Jordi Pujol, ante esta eventualidad puede verse en la necesidad de demostrar que nadie puede desbordarle en sus planteamientos nacionalistas. En Euskadi las tensiones se plantean entre los propios socios del Gobierno autónomo.

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