¿Detrás de 12 perdigones?
Vivo en una urbanización perteneciente al municipio de Majadahonda, compuesta en su mayor parte por profesionales de la enseñanza y técnicos de la Administración. Se supone, por tanto, que sociológicamente, por niveles de educación y cultura, formamos parte de un grupo privilegiado de españoles que representan los valores de la cultura occidental más actualizados, entre los cuales están el comportamiento como ciudadanos que respetan a las personas, a los animales y a las cosas. Sin embargo, hay que decir que, o no son todos los que están, o los valores culturales que compartimos no son los mismos, lo cual hace difícil la convivencia.El ejemplo que me mueve a escribir estas consideraciones es una anécdota más de evidentes y peligrosos grados de incivilidad y de pasos atrás en nuestro afán de ser europeos: mi perrita, una teckel, ha sido masacrada, aprovechando mi ausencia, con 12 perdigones desde una terraza de la casa contigua a mi patio. ¿Se pueden ustedes imaginar lo que hay que tener para sorprender a un animal indefenso en un espacio de tres por tres metros y descargarle uno a uno hasta una docena de perdigones? Convendrán conmigo que cuando me refiero a "lo que hay que tener" no me estoy refiriendo a valentía, racionalidad, etcétera, tan saludables valores humanos para ejercer día a día, y sobre todo en los momentos en los que circunstancias extraordinarias nos lo exigen. No, sin duda, ustedes, como yo, están pensando en otra cosa.
¿Qué hay detrás de un torturador de animales?
¿De qué más cosas puede ser capaz?
Ahí les dejo la pregunta. Sin duda tiene muchas respuestas desde los diversos ángulos de la personalidad humana, individual y colectiva.
Pasa a la página siguiente
Viene de la página anteriorComo ciudadana de este país y como educadora les invito a re lacionar estos hechos con actitudes vergonzantes de nuestro pasado, a veces ya lejano, pero con rebrotes esporádicos, como nos reflejan los medios de comunicación, y pongan de su parte lo que corresponda en su respectiva condición social para enderezar este proyecto de ser ciudadanos responsables, europeos y ciudadanos del mundo. La perrita, cada vez que sale al patio, mira insistentemente a la terraza como esperando una explicación.- María José Sobejano.
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