Un vecino con cierto olor a podrido
Un enfermo mental vive en su domicilio con el retrete atascado desde hace dos años
¿Qué hacer cuando a uno le toca en suerte un vecino cuyo retrete lleva dos años atascado? Los que comparten portal con Ricardo Morales, cuyo inodoro no merece recibir tal nombre, aún no han encontrado la respuesta. Los moradores del número 4 de la calle de Sevilla, en San Sebastián de los Reyes, han denunciado el hecho a diversos organismos, pero sus casas y sus pituitarias siguen sufriendo un "olor insoportable". Ricardo Morales es un enfermo mental que dice no tener dinero para vivir más aseadamente.
"Estamos cansadas de llamar a todas partes y que no nos hagan caso", dice Carmen Montero, una de las vecinas de Morales. En el bajo puerta 1 vive este enfermo mental de 55 años que está solo desde la muerte de su madre, hace más de 10. La ducha y el retrete de su casa están anegados desde hace dos años, lo que ha provocado la aparición de un boquete en los garajes del bloque por el que caen los excrementos procedentes del desagüe del piso. Esta circunstancia, unida a la falta de higiene en la cocina y en el resto de la casa, provoca que sus vecinos no puedan siquiera abrir las ventanas debido al olor.Ricardo comprende las quejas de los vecinos, pero asegura que no dispone de medios económicos para arreglar las averías. Las vecinas piensan que quizá fuera conveniente internarlo en algún sitio, idea con la que no está de acuerdo la asistenta social que se ocupa de Ricardo, tratado desde hace más de cinco años y en el que aseguran haber conseguido cambios sustanciales.
Ricardo Morales, contable de profesión e incapacitado laboralmente desde hace años, ha ido deteriorándose con el tiempo. Cobra 34.000 pesetas mensuales de una pensión y del Ingreso Madrileño de Integración. Pasa sus días en un taller de la Asociación de Padres de Disminuidos Psíquicos realizando diversos trabajos manuales. A base de tratamientos y cuidados, la asistenta social y la asociación han conseguido que se asee diariamente y lave su ropa en el taller.
En el departamento municipal de Servicios Sociales aseguran que el 20 de agosto pasado se encargaron de desinfectar, desinsectar y desratizar la vivienda, pero los vecinos del bloque lo niegan rotundamente. Según ellos, los operarios, espantados por el olor, no llegaron a entrar en el piso, y éste era requisito imprescindible para que posteriormente entraran los fontaneros, que no están dispuestos a reparar las averías por miedo a contraer alguna enfermedad.
Entretanto, Ricardo se abastece de agua corriente para afeitarse abriendo la llave de paso general, y en Servicios Sociales dicen que una vez terminados los trabajos en su vivienda, Ricardo contará con ayuda a domicilio para tratar de conservarla adecuadamente, aunque nadie puede evitar que en un momento de furia vuelva a arrancar el retrete.
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