La autocrítica de Mijaíl Gorbachov
"La respuesta a los golpistas fue condescendiente. Me refiero ante todo a mí"
"Hablo ante todo de mí mismo", dijo ayer Mijaíl Gorbachov al referirse a los responsables de no haber hecho frente a tiempo a los sectores ortodoxos del Ejército, del partido comunista y del KGB que dirigieron el golpe de Estado de la pasada semana. "El golpe de Estado no surgió de la nada. Lo auspiciaron histéricos artículos de prensa, el comité central (del PCUS) y discursos de generales en conferencias del partido".
"En vez de hacerles frente con decisión se hizo gala de liberalismo y condescendencia. Hablo ante todo de mí mismo". La autocrítica abrió el discurso de Gorbachov en la primera jornada de la sesión extraordinaria del Sóviet Supremo, una semana después de producirse el intento de golpe de Estado.Antes había dimitido el presidente del Sóviet Supremo, Anatoli Lukiánov, a quien las fuerzas democráticas rusas consideran cómplice si no máximo ideólogo del golpe de Estado. Todos los asistentes guardaron un minuto de silencio por los tres jóvenes muertos por una unidad de carros de combate cuando defendían la sede del Parlamento de la Federación Rusa el martes pasado.
Después, en un discurso de algo más de media hora de duración, televisado en directo, el presidente procedió a la descripción de sus proyectos inmediatos de reforma, que suponen la rotunda liquidación de la Unión Soviética y del aparato del Estado tal como han existido desde tiempos de Stalin.
Al ya obligado agradecimiento a los ciudadanos moscovitas, a la población de la Federación Rusa y a su presidente, Borís Yeltsin, Gorbachov añadió ayer un nuevo piropo a un pueblo que con el éxito de su resistencia a los golpistas parece haber experimentado una catarsis tras siglos de sumisión.
Gorbachov presentó ayer respetos a un pueblo, el ruso, que tras los dramáticos acontecimientos de la pasada semana ha comenzado a autovalorarse de forma distinta. El éxito de las reformas era imposible, decían los analistas, sin esta autoestima que ha surgido con la victoria sobre las fuerzas golpistas.
"He vuelto a otro país. El país ya no es el mismo. Y el Ejército ya no es el mismo porque es una parte de su pueblo. Estoy de acuerdo en reconocer que he regresado [de su secuestro en Crimea] a un país que no es el mismo".
El presidente soviético acudió ayer al Sóviet Supremo sin la insignia del PCUS que habitualmente adornaba su solapa en sus comparecencias ante este órgano. Gorbachov lo descalificó y exigió su autodisolución por la connivencia mostrada con los golpistas.
"He incurrido en una grave responsabilidad como presidente por el hecho de que los mecanismos del Sóviet Supremo no funcionaron, de que los miembros del Gobierno fueron vergonzosamente incapaces y cobardes frente al golpe, y de que a la cabeza de tres órganos armados hubiera gente capaz de embarcarse en un golpe de Estado", declaró Gorbachov.
El presidente pidió que, una vez quede firmado el Tratado de la Unión con las repúblicas que se avengan a hacerlo, se convoquen de inmediato elecciones para todos los órganos del Estado, incluida la presidencia de la URSS, que él ocupa.
Inmediatamente después de la firma del Tratado de la Unión debemos comenzar la campaña para la elección de todos los órganos de la Unión, incluida la presidencia". Gorbachov leyó su discurso muy rápidamente, sin los; instrumentos retóricos que había utilizado el viernes pasado para intentar aplacar las críticas que le formulaba entonces el Parlamento de la Federación Rusa.
El presidente ruso dejó claro que también él considera definitivamente liquidada la Unión Soviética. Pidió la apertura de "negociaciones sobrias con aquellas repúblicas que no quieran firmar el Tratado de la Unión. Tienen que tener el derecho a una decisión independiente".
Aun días antes del golpe de Estado, Gorbachov seguía insistiendo en que toda república que quisiera la secesión de la URSS habría de respetar la Constitución soviética, que prevé un plazo de cinco años para este proceso.
El Tratado de la Unión fue a lo largo de todo el discurso del presidente el punto de partida para la reorganización global de todas las esferas del Estado a surgir de las cenizas de la URSS. Este tratado, que establecerá quiénes formarán parte de la nueva Unión de Repúblicas, sólo compite en urgencia con la depuración de golpistas entre los mandos en las diversas organizaciones armadas y la cúpula del Estado que demostraron su complicidad o participación en el fallido golpe de Estado.
"Creo que lo más importante es reanudar de inmediato el proceso de firma del Tratado de la Unión. Los golpistas querían impedirla. Era su objetivo primordial".
Gorbachov aseguró que la condescendencia para con los enemigos del cambio ha concluido de una vez por todas y reiteró sus ataques a las estructuras del PCUS y del Estado que sabotean las reformas. "En ningún caso habrá vacilación o demora en el proceso del cambio. No lo toleraré mientras yo sea presidente".
Con esta promesa de dureza hacia los enemigos de la democratización, Gorbachov arrancó uno de los escasos aplausos a su audiencia, entre la cual se hallaban las más destacadas figuras de la lucha por la democracia, pero también una mayoría de los diputados no electos y presumiblemente en parte compungidos por el fracaso del golpe de Estado.
Entre los que más podían lamentar el fracaso del golpe estaba ayer en el Sóviet Supremo el militar ultraortodoxo Víktor Alksnis, que, entre murmullos de protesta y desaprobación, pidió que se permitiera intervenir ante la cámara a los golpistas para que explicaran su actitud. "Existe la presunclón de inocencia. Hoy que la situación es tan tensa. en nuestra sociedad debernos saber la verdad".
Gorb¿.chov dejó claro que este Sóviet Supremo ha quedado liquidado como órgano de poder en la URSS y que la mayoría de sus diputados asisten en esta sesión extraordinarla por última vez a una asamblea de lo que fue, el máximo órgano de poder del Estado soviético. "No habrá compromisos con aquellos con los que es imposible e impermisible realizar acuerdos".
"Debemos pagar muy caros los tres días de silencio", declaró el presidente en funciones de la Cámara, Iván Laptev, ante los 487 diputados y las tribunas abarrotadas de periodistas, diplomáticos y altos funcionarios de la Federación Rusa.
El presidente soviético propuso la irimediata "suspensión de la legislación que rige las actividades del Comité de Seguridad del Estado, (KGB)", así como la subordinación de las tropas de este organismo al Ministerio de Defensa de la URSS, dirigido ya por el joven general Yevgueri Sháposnikov.
"Hay que crear las barreras infranqueables para que no haya la rnínima posibilidad de utilizar el KGB con fines anticonstitucionales. Es indispensable elaborar una nueva concepción del KGB", declaró el presidente soviético entre renovados aplausos de los asistentes.
"Hay que establecer un control social sobre las actividades de las Fuerzas Armadas", manifestó Gorbachov. Anunció una nueva ley de reforma militar que especifique el nuevo carácter profesional y despolitizado del Ejército Rojo. "Hay que reorganiz,ar todo el sistema de seguridad e irripedir todo abuso inconstitucional".
Gorvachov reconoció a continuación las dificultades a que se enfrentó dentro del aparato en sus esfuerzos por reformar la economía. "Lo primero es que las medidas a adoptar incluyan la eliminación de todos aquellos obstáculos en la vía a la economía de mercado que plantean las viejas estructuras.
"Tenemos que acelerar la Creación de las estructuras de mercado necesarias". Gorbachov añadió que "será necesaria una mayor asistencia económica delos países occidentales de moneda convertible", y aseguró que tras hablar con los líderes de estos países sabía que éstos habían llegado a convencerse, tras el intento de golpe de Estado, de que estas ayudas son imprescindibles. "Ellos han entendido la necesidad de incrementar esta cooperación".
También evocó la necesidad de otorgar plenos poderes econórnicos a las repúblicas y limitar las competencias de la Unión en este, campo a preservar un espacio económico único. El presidente soviético anuncló la creación de un comité especial para los problemas económicos que será presidido por el primer ministro ruso, Iván Silalev, e incluye a destacados economistas partidarios de la reforma económica radical, como Grigori Yavlinski.
Éste había sido coautor, con Stanislaw Shatalin, del programa radical para la implantación de una economía de mercado en 500 días, que fue rechazado por Gorbachov y el ala conservadora del PCUS hace un año. El Sóviet Supremo se vio obligado a hacer iutocrítica. "Este Sóviet Supremo se portó como Poncio Pilato", dijo el presidente de Kirguizistán, Askar kkayev.
"Hay que ser consciente de que estos golpes, estas pesadillas, tienen herida raíz en el sistema mililar comunista, basado en la dió Serguéi Alexelev, presidente del Comité de Seguimiento Constitucional de la Cámara.
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