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¡Abajo el KGB!

Manifestantes airados abaten la estatua de¡ fundador del Comité de Seguridad del Estado

"Abajo el KGB" y "Fuera los carniceros" eran dos de las frases que podían leerse -escritas con letras de dos metros de alto- en los muros de la Lubyanka, la sede del Comité de Seguridad del Estado, el temido KGB. Miles de manifestantes furiosos se congregaron ayer frente al edificio moscovita, símbolo del terror para varias generaciones de soviéticos, con el fin de derribar la estatua de Félix Dzerzhiriski, el fundador del KGB, que se encuentra frente a la fachada.La mayoría de estos manifestantes habían abandonado la concentración pacífica que tenía lugar en la plaza Manezh, y se habían encaminado hacia la plaza Roja para llegar a la Lubyanka. Otro grupo de manifestantes llegó hasta la sede central del PCUS e izó la bandera tricolor de la república de Rusia frente a la fachada entre gritos de: "Asesinos, asesinos". Los funcionarios del comité central tuvieron que atrincherarse en el interior del edificio.

En un principio, los congregados junto a la estatua, rodearon el cuello del negro y gigantesco monumento a Félix de Hierro con cables y cadenas e intentaron echarlo abajo con la ayuda de un autobús. Al ver que los esfuerzos para derribar al coloso metálico eran inútiles, los manifestantes fueron en busca de una grúa para acabar la tarea.

Serguéi Stankevich, alcalde adjunto de Moscú, intentaba hacerse oír entre los gritos de los congregados: "La estatua será derribada en los próximos días por orden del Parlamento ruso", gritaba. Pero los manifestantes no cejaron en su empeño y, al comprobar que una grúa se aproximaba, Stankevich se plegó a los deseos de la turba.

A las 10 de la noche (hora española) la estatua fue derribada. Esvásticas rojas y la palabra "fascista" decoraban la base del monumento, que ya sólo soportaba el aire.

Desde el Parlamento ruso se había dado orden de derribar el monumento, pero el KGB, que actúa bajo el control del Sóviet Supremo, no parecía dispuesto a terminar con el símbolo erigido a la memoria de su fundador. Dzherzinski fue el creador de la Cheka, la temible policía de seguridad que sembró el terror rojo desde 1917 y que luego se transformó en el KGB.

El último jefe del KGB, Vladímir Kryuchkov, era uno de los ocho miembros del autoproclamado Comité de Emergencia que depusieron a Gorbachov en la madrugada del pasado lunes. Miembros del Parlamento ruso le han descrito como el más peligroso de los golpistas. Kryuchkov se encuentra detenido en una cárcel del Ministerio del Interior ruso y tendrá que hacer frente a las acusaciones de traidor.

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