La Comunidad Europea suspende su cumbre y reanuda la ayuda a la Unión Soviética
El ministro holandés de Asuntos Exteriores, Hans van den Broek, cuyo país ostenta en la actualidad la presidencia de la Comunidad Europea, anunció ayer en Bruselas que los líderes de los países comunitarios podrían reunirse próximamente con el presidente soviético, Mijaíl Gorbachov. La cumbre prevista para hoy se suspendió. Asimismo, la CE levantó ayer el embargo de créditos de ayuda a la Unión Soviética por valor de más de 1.000 millones de dólares.
La ayuda fue congelada el martes en respuesta al fracasado golpe de Estado, al tiempo que la presidencia holandesa de la CE anunciaba la desconvocatoria de la cumbre de jefes de Gobierno prevista para hoy, en la que debía tratarse la crisis soviética. Van den Broek descartó que la reunión pudiera tener lugar en muy breve plazo, al indicar que, para que no se tratara "de un acontecimiento social", la reunión necesitaba una cuidadosa preparación.En Alemania, el Gobierno del canciller Helmut Kohl aprovechó la ocasión para recordar a los países occidentales que Bonn había insistido desde hace ya mucho tiempo en la necesidad absoluta de apoyar con ayudas económicas el proceso de reformas en la Unión Soviética. El ministro de la Cancillería, Rudolf Seiters, indicó que "cualquiera que desee que las reformas en la URSS tengan éxito, debe desear que las reformas económicas también lo tengan, y ayudar activamente a ello". Bonn es, desde hace tiempo, el mejor valedor de la URSS en Occidente.
La asistencia de Gorbachov, hace un mes, a la reunión de los líderes de los siete países más industrializados (G-7), en Londres, fue una victoria personal de Kohl, aunque posteriormente se saldara con tan sólo una serie de buenas palabras para el líder soviético, pero muy poca ayuda efectiva. Seiters sugirió que la OCDE, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial concedieran créditos adicionales a Moscú para permitir la reestructuración del sistema económico soviético.
En el campo político, además de la ascensión de Borís Yeltsin a la categoría de "gran estadista" Bonn parece querer aprovechar la oportunidad para "echar una mano" a los hermanos países bálticos, una zona de tradicional influencia germánica.
El ministro de Asuntos Exteriores, Hans Dietrich Genscher, dijo ayer que "el momento en que se cumpla el deseo de los pueblos bálticos de obtener la independencia se ha acercado mucho después de los acontecimientos de los últimos días. No dudaremos en reconocer la decisión que surja de las negociaciones que, con toda seguridad, se van a celebrar".
Las críticas a Helmut Kohl por el papel jugado durante los primeros momentos de la crisis al no exigir la inmediata reinstauración de Gorbachov en el poder continuaron ayer, al tiempo que sucedía lo mismo con el presidente francés, François Mitterrand.
Tanto el uno como el otro parecieron aceptar implícitamente a los golpistas, exactamente lo contrario que sucedió en Londres y Washington.
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