Entre el Gosplan y la 'nomenklatura'
Las empresas capitalistas se abren paso frente a las estructuras de producción soviéticas
La nueva economía soviética palpita entre la angustia de la libertad amenazada y los poderes fácticos. Para la mayoría, el mercado, asociado al proceso de cambios, es ya una realidad frente a esa oscura religión milenarista a que ha quedado reducido el comunismo. El apoyo "amplio y abierto" de Occidente reclamado por Stanislav Shatalin -ex responsable de la política económica en el consejo de Gorbachov- y la inercia espontánea de la actividad comercial, son las vías expansivas de una economía apresada por las tenazas del pasado, entre el espíritu del Gosplan (el buró de planificación) y la nomenklatura, la categoría social que controla la industria.
"El inevitable avance hacia la economía de mercado ha tenido su principal escollo en el insuficiente apoyo del pueblo a los programas reformistas como lo demuestra el rechazo entendido con júbilo por los de arriba y los de abajo del Programa 500 días, redactado por el grupo Shatalin-Yavlinskii". Son palabras de Leonid Gregoriev, economista de la Academia de Ciencias de Moscú.En la URSS existen 2.000 empresas mixtas con un capital de 3.500 millones de rublos, pero más de la mitad de ellas se encuentran en Moscú o Leningrado. La inercia natural hacia el mercado la ofrece hoy el desarrollo gradual del comercio. Desde 1988 se han fundado más de 500 bancos comerciales con un activo superior a los 20 millones de rublos, lo que por primera vez desde el inicio de la perestroika permite observar el inicio de una economía de cambio no fundamentada exclusivamente en el trueque y el pago al contado.
El freno agrícola
También en los dos últimos años se han creado 200 nuevas empresas industriales y 500 grupos comerciales han empezado a establecerse por su cuenta por medio de contratos de arrendamiento, según una ponencia presentada recientemente en la Complutense por el economista Sergei Aleksanshenko. El mecanismo del arrendamiento, como indicador de la evolución del sistema de propiedad en la URSS, no se está desarrollando con la rapidez prevista al inicio de las reformas aunque "a finales de abril de 1990 el 4% de los trabajadores industriales fueron empleados por empresas arrendadas, el 6,7% en comercio y abastecimiento, el 9,5% en transporte público y el 4,3% en reparaciones y otros servicios", según Aleksanshenko. En conjunto la contribución de estoss ectores en la economía alcanza sólo el 10% del PIB.
La creación de un auténtico sector privado en la agricultura es lenta porque la mayoría de la tierra está controlada por granjas colectivas mientras que los títulos de propiedad dependen de la materialización del Tratado de la Unión, llamado a dis tribuir la gestión de la propiedad entre las repúblicas. En la la propiedad urbana, la principal trasformación se ha producido entre 1989 y la primera mitad de 1990, periodo en el cual el Gobierno vendió 75.000 pisos a sus inquilinos por un cifra global que no alcanzaba los 300 millones de rublos. En el programa económico aprobado por el Soviet Supremo en octubre de 1990 (Directrices básicas para la estabilizacion de la, economía y el paso a la economía de mercado) se garantiza el derecho a la propiedad por medio de programas como la venta del 80% de las viviendas propiedad del Estado en un perido de entre 10 y 15 años y se asegura el paso a una forma diferente de constituir empresas modernizando los trámites registrales.
Privatización
Pero, para la mayoría de economistas occidentales y de los países de la Europa del Este la intención de llevar a cabo una privatización de la economía de la URSS a gran escala sigue siendo una mera intención programática. La principal resistencia es ideológica y hasta ahora se centra en la indecisión del liderazgo. La experiencia de los dos últimos años demuestra que los cambios se han dado casi espontáneamente. Durante el primer semestre de 1990, 2 millones de personas (1,7% de la población activa) abandonaron el sector estatal; casi 3,5 millones se incorporaron a cooperativas comerciales; 1,5 millones se han, convertido en trabajadores de media jornada; y más de 300.000 han creado ernpresas particulares.
La suma total de activos fijos en la URSS a comienzos de 1990 era de 3.000 billones de rublos de los cuales 2.000 billones corresponden a activos industriales en producción, según cifras de la Academia de las Ciencias de Moscú. Este total equivale a 700 rublos per cápita o 3,5 veces el promedio per cápita del PIB y en conjunto se distribuye entre un 45% para la industria, un 19,6% a la agricultura, 17,9% transporte y 4,5% construcción. Los mismos datos ponen de manifiesto que la evolución hacia la economía de mercado debería privatizar 46.000 empresas industriales y 187.00 0 grupos relacionado s con la actividad comercial.
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