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Juan Pablo II pide a los jóvenes que luchen contra el consumismo y las modas

Con una ovación de un cuarto de hora, gritos de entusiasmo y -un bosque de banderas ondeando por encima de la multitud, un millón de peregrinos recibió ayer la homilía que Juan Pablo II pronunció en el santuario polaco de Jasna Gora. En este acto religioso, que fue punto culminante del VI Día Mundial de la Juventud, el Papa pidió a los peregrinos de cerca de 80 países que se movilicen contra el consumismo y las modas, y hagan de misioneros de la civilización de la verdad, la solidaridad y el amor en unos momentos en que el Este y el Oeste sufren la "desorientación" ideológica. ,

Juan Pablo II se felicitó por el hecho de que a Czestochowa, a 200 kilómetros al sur de Varsovia, pudieran llegar numerosos peregrinos de la URSS y de otros países del antiguo bloque comunista. El Pontífice agradeció al Espíritu Santo "por este gran don", gracias al cual "la Iglesia puede respirar con los dos pulmones". "Ha llegado nuestra hora", dijo el Papa a los penitentes de Europa del Este. "La Iglesia universal necesita de vuestro testimonio", afirmó Juan Pablo II, al tiempo que recordó "el enorme precio de sufrimiento, persecuciones y cárceles" que hubo que pagar por el resurgir de la Iglesia en esta parte de Europa.El Papa se refirió también a Europa del Este al hablar a los 250 participantes del congreso teológico dedicado al estudio de la defensa de la religión en la época comunista. "En esta parte del continente", afirmó, "se plasmó una particular forma de la teología de la liberación", no sólo porque "se haya luchado por los derechos humanos fundamentales", sino también por "la autenticidad de la propia liberación" que, según Juan Pablo II, "está estricta y orgánicamente relacionada con la verdad" de Cristo.

Al encuentro con el Papa polaco habían llegado por primera vez unos 100.000 peregrinos de los países de Europa central y oriental, sin contar, evidentemente, a cientos de miles de polacos. De la propia URSS acudieron unos 80.000 fieles, la mayoría de ellos de las vecinas repúblicas de Bielorrusia, Ucrania y Lituania. No obstante, entre la multitud se podían también leer pancartas como: "Moscú te quiere, Santo Padre".

En su homilía, el Pontífice se refirió a la caída de la ideología comunista. Este fenómeno, según el Papa, provocó "un profundo vacío, desencanto y temor ante el futuro". "En Europa occidental también muchos jóvenes perdieron los motivos por los que vale la pena vivir", situación que los empuja, aclaró el Papa, a la droga y el desinterés por la política ante la impotencia de su lucha por el bien. Este hueco ideológico deberían llenarlo, según Juan Pablo II, los jóvenes mensajeros del evangelio congregados en Czestochowa, en el santuario de Jasna Gora. Gracias a su labor, los demás podrán recuperar "el sentido de la existencia", dijo.

Al final de la eucaristía, Juan Pablo II llamó una vez más a los jóvenes a que no se dejen vencer por "el dictado de las modas cambiantes" y por "los espejismos del consumismo". "No defraudéis a Cristo", pidió el Papa.

Tanto la homilía de ayer como la velada nocturna celebrada el miércoles se celebraron en una atmósfera de júbilo y distensión. Los miles de jóvenes reaccionaban de forma espontánea y entusiasta a las palabras del gran animador que es el Papa polaco. En este ambiente, los numerosos grupos de españoles tuvieron un papel protagonista. En repetidas ocasiones, sus vivas y la consigna "Juan Pablo II, te quiere todo el mundo" se sobrepusieron a la voz del sucesor de san Pedro. Sobre el mar de cabezas ondeaban muchas banderas españolas y catalanas. El Papa llegó a decir en broma que prefería no mencionar a la colonia hispana utilizando el idioma castellano para evitar el alboroto que se levantaba cada vez que decía algo en español.

Pai7a facilitar la participación en la misa, los organizadores colocaron en las cercanías de Jasna Gora gigantescas pantallas de televisión. Los discursos y homilías eran traducidos a las principales lenguas y retransimitidos por radio en frecuencia modulada por una emisora.

Los jóvenes no fueron los únicos asistentes a la misa de ayer. El jefe del Estado polaco, Lech Walesa, y su esposa Danuta, también acudieron.

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