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El final de la crisis de los rehenes pasa por un gesto Israel

Más allá de los gestos de satisfacción de un británico, un norteamericano y un francés liberados (los dos últimos, ayer) por sus captores libaneses, hay una diplomacia subterránea que se mueve entre Washington, Beirut, Damasco, Teherán y Jerusalén. Irán y Siria han colocado la pelota en el campo de Israel: si suelta a unos 3.50 presos palestinos y libaneses, los últimos 10 occidentales retenidos en Beirut podrían decir pronto lo que el norteamericano Edward Tracy tras cinco años de cautiverio: "Estoy contento de ver árboles de nuevo".

George Bush despejó ayer toda duda sobre el papel que dos regímenes considerados hasta hace poco como "terroristas" han desempeñado en la liberación del británico John McCarthy, el francés Jerôme Leyraud y el norteamericano Edward Tracy. El presidente de EE UU mostró públicamente su agradecimiento a Irán y a Siria, al tiempo que pedía a los "países de la zona" que suelten a todos los "inocentes" encarcelados por motivos políticos.Aunque Bush negó que se refiriera expresamente a Israel, no había duda sobre el principal destinatario del mensaje. Y si dice eso en público, muy probablemente lo esté pidiendo de forma más rotunda en privado. A la presión norteamericana se suma ya también, de forma expresa, la británica y, probablemente, la de los otros dos países occidentales con ciudadanos secuestrados en Líbano: Alemania e Italia.

Pero Shamir no cede. Un portavoz suyo declaró ayer que, para que haya trato, los secuestradores libaneses deben poner en el otro platillo de la balanza a los siete soldados israelíes desaparecidos en Líbano: vivos o muertos. Además, ha dejado muy claro que sólo liberará a libaneses, pero nunca a palestinos.

A miles de kilómetros de distancia, John McCarthy entregaba al secretario general de la ONU, Javier Pérez de Cuéllar, una carta de sus secuestradores, el misterioso grupo proiraní Yihad Islámica. Sin embargo, el diplomático peruano negó que el mensaje contuviese detalles precisos sobre una solución global al conflicto de los rehenes.

Páginas 2 y 3

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