Expedición cinegética
Jaime Surga.
La empresa explotadora de un bien tan común como es nuestro suelo alardea en su propaganda de que, utilizando sus autopistas, usted, sufrido contribuyente, viajará más cómodo, más seguro, vamos, que hasta sentirá verdadero placer al disfrutar de sus curvas, cuestas, señalizaciones y demás ayudas para los fitipaldis de turno.Claro, todo esto mientras no sea aficionado a la caza nocturna del jabalí, que, osados ellos, suelen utilizar la autopista Burgos-Malzaga para sus entrenamientos atléticos, contagiados de sano furor olímpico. Ahora bien, si es usted aficionado a la caza y su coche tiene la suerte de atropellar a uno de estos esforzados atletas, prepárese, porque le costará un poco caro (casi medio millón en chapa y otras reparaciones), porque la empresa no dispone de mecanismos para garantizar la seguridad de los usuarios y tampoco quiere hacerse cargo de los desperfectos. Después de mil vueltas, quizá sólo me queda el derecho al pataleo, a lo cual estamos acostumbrados los sufridos consumidores de este país.-
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