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Pulpo tropical

Una fiesta popular reúne a Fraga, el embajador cubano y a la familia gallega de Castro

Xosé Hermida

"El pulpo representa años difíciles", comentaba Manuel Fraga ante un grupo de exóticos gaiteiros de tez morena. El presidente de la Xunta fue ayer uno de los miles de comensales que disfrutaron de los cientos de kilos de pulpo distribuidos en la romería que se celebra anualmente en O Carballiño (Orense). La fiesta estaba dedicada esta vez a la emigración gallega en Cuba, lo que permitió que Fraga compartiese mesa de campaña con unos invitados poco habituales: el embajador de Cuba en España y la familia gallega del presidente de este país, Fidel Castro.

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El pulpo y los vínculos sentimentales que crea la emigración pueden más que las diferencias ideológicas. Bajo la robleda de O Carballiño, que protegía la fiesta de un sol casi tropical, Fraga y algunos de los más destacados prohombres del Partido Popular gallego se dieron la mano con el embajador de Cuba en España, Luis Méndez, y varios familiares de Fidel Castro residentes en Sarria (Lugo), lugar de origen los antepasados del presiden e cubano. "La amistad y los lazos de sangre son más fuertes que la ideología", concluía María Teresa López, hija de un primo carnal de Castro.Cada verano Galicia se convierte en una interminable sucesión de fiestas en las que devoción gastronómica puede más que la religiosa. Hay romerías dedicadas a la ostra, al cordero, a la patata, a los mejillones y a los vinos de casi todas las comarcas de la comunidad. Por alguna extraña razón, el fervor por el pulpo está más extendido en el interior de Galicia que en la franja costera, y su gran fiesta se celebra en O Carballiño, un pueblo sin mar.

En esa zona abundan los emigrantes en Latinoamérica y desde hace unos años se ha arraigado la tradición de dedicar cada fiesta a un país. Ayer le tocó a Cuba, lo que dio a la celebración un carácter especial, ya que coincidió con el anuncio de que Fraga visitará en septiembre el país caribeño.

La avalancha que invade las calles de O Carballiño en la fíesta del pulpo contempló espectáculos inusuales. El más llamativo lo protagonizó un grupo de jóvenes cubanos que mostraban sus habilidades con la gaita ataviados con el traje típico gallego. Eran los integrantes del grupo Aires Gallegos de Cuba, una de las 45 asociaciones gallegas de la isla.

Esperanza, una mulata de 27 años casada con un gallego y madre de una niña, pisaba por primera vez la tierra de sus antepasados. "Esto es mucho más avanzado de lo que pensaba", confesaba. "Yo conocía Galicia por las películas y la última que pusieron allá fue Los pazos de Ulloa".

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Castro nunca ha podido visitar la tierra que un día abandonó su padre en busca de fortuna, pero ello no le ha sustraído de los peculiares efectos de la morriña. "Él también tiene añoranza. Vive Galicia a través de lo que su padre le contó y de su crianza, que fue de acuerdo con las costumbres gallegas", dice una de las hijas de Estela López Castro, prima del líder de la revolución.

María Teresa López trabaja en la sección de turismo de la embajada cubana en Madrid y visita con frecuencia el país gobernado por su pariente. Estuvo con Castro la última vez el año pasado y la conversación se prolongó varias horas.

También Fraga tiene un pedazo de su corazón en la isla", como señalaba el embajador cubano en Madrid, Luis Méndez. Los padres del presidente de la Xunta se conocieron en Cuba, y él mismo estuvo en el país caribeño durante su infancia. Manuel Fraga no se sintió incómodo cuando presidió la recepción en el Ayuntamiento a la delegación cubana y descubrió la placa dedicada a la isla.

Tras los actos oficiales, Fraga y Méndez sustituyeron la corbata por un atuendo de aspecto caríbeño y se fueron al monte para comer pulpo y carne en platos de plástico, desafiando la polvareda y el insoportable calor. La alegría de los asistentes denotaba que ésta no es época' de necesidad, pero el presidente de la Xunta ya había advertido: "El pulpo representa años difíciles. Era uno de los productos que se podían transportar, y con los cuales este pueblo, de pocos recursos, podía resolver algunas cosas".

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Sobre la firma

Xosé Hermida
Es corresponsal parlamentario de EL PAÍS. Anteriormente ejerció como redactor jefe de España y delegado en Brasil y Galicia. Ha pasado también por las secciones de Deportes, Reportajes y El País Semanal. Sus primeros trabajos fueron en el diario El Correo Gallego y en la emisora Radio Galega.

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