Cuestión de supervivencia

Ahora, cuando muchos se han ido de vacaciones, otros muchos se quedarán en la calle. Y todos los años la misma canción. Mientras unos disfrutan, otros... desesperan. Hablo de los animales que algunos desalmados abandonan cuando toca ir a la playa. No sé si esta carta servirá de algo, pero debo intentarlo. Estoy cansada de recoger y llevar a la Protectora de Animales perros atropellados, hambrientos, con la lengua azul de sed, apaleados, maltratados... abandonados. Abandonados, y eso es lo que no llego a comprender, por alguien que un día (se supone) les quiso.Un animal no es un zapato viejo ni el juguete del niño que se pue, de tirar tranquilamente cuando ya no cabe en el armario. Los animales, por si alguien no se ha enterado todavía, son seres que viven, que sufren, que dan amor, fidelidad, compañía. Los que tenemos animales en casa sabemos el mágico vínculo que se establece entre el hombre y su perro.

No sé qué extraña circunstanciá hace que la mayoría de los españoles desprecien no sólo a los animales, sino también toda la naturaleza que los rodea. Los bosques se queman, los árboles de los parques se destrozan, el tiro al gorrión es el deporte favorito de muchos niños, robar los huevos de los nidos es un juego muy divertido, igual que destrozar, por ejemplo, un hormiguero en vez de admirar el maravilloso trabajo de sus inquilinas. Creo que hasta que no comprendamos que el hombre pertenece a la naturaleza y depende al ciento por ciento de ella, no aprenderemos a respetarla y cuidarla. Respetar y cuidar la naturaleza no es un acto de generosidad. Es cuestión de supervivencia.

Algunos pensarán que esta digresión tiene poco que ver con los animales abandonados ero están en un error. El hombre, hace cientos de años, domesticó a una serie de animales y se comprometió a cuidarlos. A nadie se le ocurre abandonar a una vaca o a un caballo. ¿Por qué al perro sí? ¿Quizá porque la vaca da leche y el perro sólo cariño y fidelidad?

Abandonar a un animal es un acto decrueldad.-