Gernika recibió a los Reyes, 10 años después de su primera visita, en un clima de frialdad
A las 11.30 de ayer, 10 años y 5 meses después de que los diputados autonómicos de Herri Batasuna (HB) interrumpieran el discurso del Rey, don Juan Carlos y doña Sofía volvieron a visitar la localidad vizcaína de Gernika. En esta ocasión, los Reyes no entraron en el recinto donde se produjeron los incidentes. HB sólo pudo importunarles haciendo sonar el Eusko gudariak (himno del soldado vasco) a través de potentes altavoces y la población de Gernika mostró un entusiasmo más que discreto ante la visita real.
, Dos horas antes de la llegada de don Juan Carlos y doña Sofía, que se desplazaron desde el aeropuerto bilbaíno de Sondica hasta Gernika en helicóptero, la Ertzaintza (policía autónoma vasca) estaba efectuando severos controles en las carreteras de acceso: uno a casi seis kilómetros de la ciudad y otro en sus inmedia ciones.El despliegue de pancartas y carteles de HB había comenzado 10 kilómetros antes: "Erregea kampora" ("Reyes fuera") y "Euskadi independentzia" eran las consignas más repetidas. Sobre la pared de un caserío, una especialmente gráfica: "Eslobenia, Kroacia, Euskadi: independentzia". Llegando a Gernika, habían colocado en los árboles tablones de madera con los colores de la bandera española y sobre ellos el dibujo de una calavera con las dos tibias cruzadas.
Ya en la ciudad, había numerosos pasquines y carteles con la efigie del Rey y la palabra independencia alrededor de sus orejas. Los miembros de la Mesa Nacional de Herri Batasuna estaban desde primera hora de la mañana a pie de carretera, con Jon Idígoras al frente. "¿Qué van a hacer ustedes cuando lleguen los Reyes?". "Lo que podamos", contestaba Idígoras a los perio distas.
Después, a las 11.30, cuando llegaron don Juan Carlos y doña Sofía, los manifestantes se situaron en la calle Señorío de Vizca ya e hicieron sonar a través de un potente sistema de megafonía una cinta con la grabación del Eusko gudariak (que ya emplearon hace 10 años para interrumpir a don Juan Carlos en la Casa de Juntas) durante los 70 minutos que duró la visita de los Reyes a Gernika; soltaron dos enormes pancartas amarillas -con las leyendas "Indepentzia" y "Reyes fuera"-, y encabezaron una marcha que concentró a unas 300 personas.
Otro grupo de varios centenares de personas, más cercano al recinto de la Casa de Juntas, ovacionó a don Juan Carlos y doña Sofia y lanzó vivas a los Reyes y a España. La Ertzaintza desplegó entre los dos grupos de manifestantes de signo contrario un cordón de la brigada especial antidisturbios para evitar que entraran en contacto, aunque no llegó a intervenir.
Don Juan Carlos fue recibido por el Gobierno vasco en pleno, integrado por el PNV, Eusko Alkartasuna y EE; el diputado general de Vizcaya, José Alberto Pradera, y Anton Aurre, presidente de las Juntas Generales (Parlamento provincial). Al principio, estaba serio; después, charlando con el lehendakari Ardanza y con el escultor Eduardo Chillida, se relajó y rió. Doña Sofía, vestida con un traje de chaqueta beis con bordados del mismo color, mostraba un excelente humor.
Los Reyes posaron con el presidente del Gobierno vasco, José Antonio Ardanza, el ministro de Administraciones Públicas, Juan Manuel Eguiagaray, y otras autoridades frente al simbólico roble de Gernika, considerado por los vascos un emblema de sus libertades tradicionales. Un dantzari, ataviado con el típico traje blanco, con txapela y faja rojas, bailó para ellos un aurresku de honor y, al finalizar, saludó a los Reyes.
Después, los Reyes visitaron las esculturas del escultor británico Henry Moore y del artista vasco Eduardo Chillida, situadas en el recinto exterior de la Casa de Juntas, sede del legislativo de Vizcaya, y charlaron con el escultor vasco y con su mujer. Por último, visitaron el Museo de Euskal Herria y prosiguieron viaje a San Sebastián, aproximadamente a las 12.40, para almorzar en el hotel María Cristina, donde se hospedan.
El diputado general de Vizcaya, José Alberto Pradera, obsequió a los Reyes con una,cubertería de plata realizada en un taller de la villa foral. Pradera relató luego que el Rey le había mostrado su interés en plantar un retofio del roble centenario de Gernika en el jardín del palacio de la Zarzuela y le había pedido que se lo enviara en la época adecuada para el trasplante. El diputado general de Vizcaya indicó que se encargará de atender el deseo de don Juan Carlos el próximo mes de febrero.
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