El drama de ser inteligente
Científicos de 23 países piden una educación especial para los niños superdotados
Poseer un coeficiente intelectual superior a la media no siempre resulta ventajoso cuando se es muy joven. Antes al contrario, entre un 50% y un 70% de los niños superdotados no llega nunca a ser reconocido por su entorno. Algunos incluso acaban en escuelas para pequeños con algún retraso dado que a su capacidad cognitiva unen una gran sensibilidad emocional y pueden hundirse en la depresión. Para evitarlo, un grupo de 60 científicos de 23 países reunidos esta semana en Nimega (Holanda), bajo los auspicios del Consejo de Europa, ha decidido someter una propuesta a su asamblea parlamentaria tendente a regular el derecho a una educación diferenciada desde la primaria.
Los científicos proponen, naturalmente, un modelo de programa educativo que, sirviendo las necesidades de los mejores, beneficie también a los menos hábiles y no olvide al grupo intermedio.Por lo menos un 10% de los alumnos escolarizados ahora en Europa en centros de educación primaria (de 6 a 12 años) posee una inteligencia dotada o muy dotada, según se desprende de las cifras barajadas durante este seminario científico dedicado a su situación y a la de los adolescentes en el marco europeo, además de Indonesia, Australia y Canadá.
"Son los llamados niños de los cuatro minutos, capaces de captar en ese tiempo la esencia de una lección de 45 minutos. El resto de la clase deja de prestar atención y se dispersa. Servir sus anhelos de aprender podría lograrse a través del modelo denominado de la puerta giratoria y aplicado ya en Holanda en algunos centros", han dicho los especialistas en este encuentro.
"Su funcionamiento es bien sencillo, y sirve para que puedan entrar y salir de su aula siguiendo algunas asignaturas en grados superiores o realizando proyectos en la biblioteca y trabajo individual sin abandonar la escuela por una institución especial", señala Franz Mönks, psicólogo del desarrollo, responsable del Centro Holandés de Investigaciones sobre los Superdotados de la Universidad de Nimega y presidente del encuentro.
Él mismo es un caso especial. Pensó en ser electricista, compuso mosaicos de cerámica y acabó siendo nombrado catedrático a los 35 años, tras estudiar pedagogía y psicología.
Graves depresiones
Según Mönks, un 50% de estos niños pierde sus dotes y acaba siendo mediocre o entra incluso en fases depresivas graves. Esto sucede cuando no obtiene el suficiente eco intelectual y comprensión personal de su entorno. Paradójicamente, los profesores suelen estar más preparados para apoyar a los que tienen problemas "que para soportar la presencia de un chiquillo de tres o cuatro años leyendo o calculando y que sin darse cuenta pone en entredicho su autoridad frente al resto de la clase".
En cuanto a los padres, a veces se asustan de las capacidades de sus hijos y les exigen que no sobresalgan del resto. "Ambas actitudes no sólo abocan a un desperdicio de sus posibilidades, sino que pueden provocarles auténticas enfermedades somáticas o emocionales".
Es el caso de una niña y un niño holandeses tratados por Mönks desde los primeros años de su vida y próximos ya a concluir con éxito la escuela secundaria. Ella procede de una familia de granjeros y tenía muchos problemas en la escuela rural. Los médicos estuvieron a punto de operarla porque se quejaba de continuos dolores en el estómago. Pero estaba sana. Sus síntomas no eran más que una reacción ante un ambiente que le angustiaba.
"Su único drama era su enorme inteligencia, unida a la vida en una pequeña comunidad donde no la comprendían. Además tenía serios problemas de autoestima, porque, entre otras cosas, no se encontraba agraciada". Durante el tratamiento debió enfrentarse además a los celos de los otros padres cuando el equipo de Mönks sugirió que abandonara la clase correspondiente a su edad por otra más avanzada.
La misma incomprensión llevó a los profesores del muchacho a aconsejar una escuela para niños con cierto retraso. Esta se transformaría luego en un pensionado reservado a los más difíciles. "Los médicos llegaron a decir que tendría una ligera tara cerebral. Sin embargo, está acabando la secundaria sin problemas". Como ya sucediera con la niña, era preciso dedicarle más atención y captar sus necesidades.
Mönks señala que Taiwan y Hong Kong son dos de los lugares donde mejor se aprovecha el talento de los niños superdotados. En Alemania suelen estudiar dos cursos en uno, y en el Reino Unido su programa incluye más asignaturas y temas de mayor complejidad. "En Indonesia existe un experimento con un pensionado cerca de Yakarta. Dadas las características geográficas del país, allí es mejor agrupar a estos niños".
Pensamiento creativo
Los científicos reunidos en Nimega han dado diversas explicaciones sobre el fenómenos de la superinteligencia. "Algunos disponen de informes escolares con 120 puntos en las tablas de coeficencia intelectual [distribuidas entre 90-110 puntos, normal, y, a partir de 130 puntos, superdotados]. Es decir, una persona normal tirando a alto brillante cuando en realidad son superdotados. Lo que sucede es que nadie ha medido su pensamiento creativo divergente. La diversidad escapa a las pruebas dedicadas al pensamiento convergente o a la capacidad de aprendizaje", ha afirmado el neurólogo español Javier Berché.
Respecto a la integración los niños superdotados necesitan relacionarse con otros niños también superdotados para que de esa forma puedan mantener su nivel, pero al mismo tiempo necesitan también estar con las personas normales. Lo importante es que los padres no transformen a estos niños en personas que se señalen una metas que después no pueden conseguir, señala Mönks.
El seminario de Nimega ha servido también para preparar la novena conferencia internacional que, sobre los niños superdotados, tendrá lugar a partir del próximo lunes en La Haya. La misma ha sido organizada por el Consejo Mundial de Niños Superdotados.
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