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Tribuna:LA NUEVA U.R.S.S.
Tribuna
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Rusia Democrática y el movimiento de Shevardnadze

Un importante acontecimiento de las últimas semanas ha sido el manifiesto de nueve conocidas personalidades, entre los que hay incluso miembros del Comité Central del Partido Comunista de la Unión Soviética (PCUS), en el que llaman a todas las fuerzas partidarias de la perestroika a unirse en el Movimiento por las Reformas Democráticas (MRD). El manifiesto contiene una serie de rasgos positivos, que responden a la aspiración de la nuestra sociedad a la armonía cívica. Por lo visto, este movimiento de reformadores busca ocupar un lugar en el nuevo espectro de las fuerzas democráticas rusas, y su principal función histórica podría evaluarse como positiva si consideramos que ella consiste en continuar la división del PCUS y seguir minando el poder de los aparátchiki (funcionarios del partido). Por supuesto, Rusia Democrática (RD) no puede menos que saludar al MRD y estar abierta al diálogo y a la colaboración con él.Sin embargo, muchos puntos del manifiesto del MRD despiertan reflexiones que están lejos de ser alegres. El primer síntoma que nos hace ponernos en guardia es la inmediata aceptación que el presidente de la URSS y secretario general del PCUS, Mijaíl Gorbachov, dio al manifiesto. Por lo visto, Gorbachov espera que el PCUS se divida, por lo menos, en tres corrientes: los ortodoxos intransigentes (en las últimas elecciones estuvieron representados por el economista Alexéi Serguéiev y el general Albert Makashov), un grupo centrista (sus representantes más destacados son el presidente del Sóviet Supremo, Anatoli Lukiánov, el ex primer ministro Nikolái Rizhkov y el grupo parlamentario Soyuz) y el ala socialdemócrata que tiende a salir de la estructura totalitaria en la que permanece el PCUS. Teniendo en cuenta que Gorbachov no parece dispuesto a abandonar su puesto de secretario general, todo esto semeja mucho sus ya tradicionales juegos políticos en el aparato del partido con un sistema de equilibrio en la que hay una derecha y una izquierda, mientras él continúa elevándose sobre este sistema desempeñando el papel de padre de la patria.

Respeto la opción que han realizado las personalidades políticas que firmaron el manifiesto del MRD. Puedo suponer que sus acciones para desintegrar al PCUS serán apoyadas por RD. Sin embargo, en sus acciones veo una serie de peros.

Algunos de los nueve firmantes, por lo visto, no aspiran a abandonar el PCUS. ¿No significa esto que estos reformistas de hecho están de acuerdo con el secretario general en seguir fieles a la opción socialista que Rusia habría hecho para siempre en octubre de 1917?

El manifiesto prácticamente ignoró los problemas del inmediato y profundo desmontaje del complejo de la industria militar y de la correspondiente reestructuración de la política exterior. ¿Significa esto que los firmantes están dispuesto a prolongar la dolorosa enfermedad de nuestra economía como un engendro dependiente de dicho complejo? ¿Significa que están de acuerdo en la vía prusiana de formación de un mercado nacional normal con los mismos administradores incompetentes a la cabeza de nuevos consorcios y trustes?

¿Por qué en el manifiesto no se condenaron las sangrientas represiones del sistema comunista contra las fuerzas democráticas en las repúblicas federadas? Si también en esta esfera el MRD está dispuesto a colaborar con Gorbachov, entonces tendrán garantizado el rechazo en las repúblicas que no desean seguir formando parte de la URISS.

Por último, si ellos se han olvidado del papel crucial que ha desempeñado Rusia Democrática en el triunfo en las elecciones presidenciales rasas, del amplio movimiento obrero, del papel de Sajudis, Ruj y otros frentes populares republicanos, es decir, si se olvidan de las fuerzas reales que son las que han obligado al Centro a firmarla declaración de los 9+1, entonces ¿dónde estos reformistas piensan encontrar ese masivo apoyo que, según dicen, buscan?

Asociación etilista

Partiendo de estas características del manifiesto del MRD, desgraciadamente debemos constatar que las consignas declaradas tienen mucho más posibilidades de convertirse en una base para el entendimiento entre la élite comunista -la nomenklatura- y los representantes de los nuevos políticos nacidos del movimiento popular y quienes durante los últimos cinco años, en general, han defendido consecuentemente la vía de las reformas radicales de nuestra sociedad. En este caso, en lugar de otro movimiento democrático obtendremos una nueva asociación elitista del establishment científico-industrial y administrativo, llamado a desarrollar los aspectos más negativos del curso de Novo-Ogariovo, a terminar con la lucha de principios que antes, del acuerdo 9+1 había entre las fuerzas que están tras Yeltsin y Gorbachov. Esta asociación ocupará un lugar intermedio entre estos dos líderes, pero Yeltsin entonces deberá hacer que pueden relegar los cambios radicales a un futuro muy lejano.

La nueva realidad probablemente introducirá cambios en Rusia Democrática, en el sentido de que habrá tendencia a una reestructuración de los intereses de los partidos que forman nuestro movimiento. Por lo visto, en el marco de Rusia Democrática se formará una nueva estructura que unirá a los liberales radicales con los conservadores democrátícos, y es posible que parte de los republicanos y socialdemócratas, que no desean dejar las ideas; socialistas al monopolio de los cornunistas, se vayan al MRD. Esto último, la salida de parte de los actuales participantes de Rusia Democrática, será segurarriente la primera consecuencia de la formación del MRD, y no la salida hacia sus filas de una gran parte del PCUS.

Yuri Afanásiev es copresidente del movimiento Rusia Democrática.

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