Muerte 'accidental' de un delincuente
Leo en el periódico la siguiente escalofriante noticia: "Un policía municipal mata a tiros a un delincuente que robó un bolso a una señora".¿Qué llevaba en el bolso esa señora para que el descuidero pagase el robo con su vida?
Ha muerto un caco, un delincuente con ficha policial, para tranquilidad de todos los adictos al orden. Su muerte no interesará a casi nadie. No tenía tarjetas de crédito ni daba conferencias. No era un tipo importante. Apenas nadie le llorará. Y nadie resultará culpable de su muerte.
El policía que disparó la bala será exculpado; su jefe será, quizá, ascendido; y el concejal de Seguridad cobrará su primera nómina para superar el lamentable incidente.
La culpa no es de nadie. Ni de la policía, que tiene que defender nuestros bolsos. Ni de los jefes, que deben ascender porque, si no, no serían jefes. Ni de los concejales de policía.
La versión oficial explicará suficientemente el suceso -"ha sido una desmesura no desmesurada, y el desmesurador que no desmesure buen desmesurador será"-, como muy bien ha aclarado ya el concejal del asunto.
Y otra vez quedarán en el aire, sin respuesta, preguntas como éstas:
Si la pena de muerte ha sido abolida, ¿por qué se mata a alguien en la calle, sin oportunidad de juicio? ¿No es posible detener a un ladrón, de quien no consta que lleve armas, sin acribillarlo previamente a balazos? ¿Quién nos guarda de los que así guardan el orden público? ¿Qué tesoro, sin duda incalculable, llevamos cada uno en nuestro bolso para tener que defenderlo a tiros?-
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