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La 'tenaza' del PP y ERC hace dudar a Pujol sobre la fecha de las elecciones

El presidente de la Generalitat, Jordi Pujol, duda sobre la conveniencia de adelantar las elecciones autonómicas catalanas al próximo otoño, para conjurar la tenaza que sobre el electorado de Convergència i Unió (CIU) pueden ejercer la apertura al centro del Partido Popular y la consolidación de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) como punto de concentración del nacionalismo radical que aboga por la independencia de Cataluña.Una perceptible sensación de nerviosismo recorre las filas de Convergència i Unió. Primero fue la sólida posición adquirida por los socialistas catalanes en el último Gobierno de Felipe González. Después, unos resultados ligeramente inferiores a los previstos en las elecciones municipales, en las que el PP vio premiada su apertura al centro. Y ahora, la disolución de Terra Lliure y la entrada de sus dirigentes en Esquerra Republicana consolidan al histórico partido de Macià y Companys como eje del nacionalismo radical.

El tiempo, en contra

Ante este panorama, en el que CiU se ve amenazada por sus dos extremos, Pujol medita sobre cuál es la fecha idónea para celebrar las elecciones autonómicas, aunque su voluntad inicial es agotar la legislatura, que finaliza en abril del próximo año, tres meses antes de la celebración de los Juegos Olímpicos de Barcelona.En la actual coyuntura, son muchos los dirigentes de Convergència que opinan que el tiempo corre en contra de los nacionalistas y que el presidente de la Generalitat se equivocaría si mantiene las elecciones en primavera. "Es un riesgo innecesario ya que ahora Pujol tiene asegurada la continuidad, aunque sea sin mayoría absoluta", aducen.

"Parece claro que la única duda de las próximas elecciones catalanas es cómo gobernará CIU si pierde la mayoría", comentaba hace una semana a EL PAÍS un ministro, consciente de que, por ahora, el desgaste electoral de Pujol ha sido mínimo, aunque inquietante, dada la frágil mayoría absoluta que le respalda en el Parlament (69 diputados, uno más que la mayoría absoluta).

Colaboradores de Pujol reconocen que, con vistas a las elecciones, la principal estrategia será evitar que el electorado más radical que apoya a CIU se desplace hacia ERC. Como segundo objetivo, también intentará evitar, en dirección contraria, que el PP recupere parte del electorado centrista no catalanista que CIU ha ido absorbiendo en sucesivas elecciones.

La reacción de Pujol al éxito político conseguido por ERC con la disolución del grupo terrorista Terra Lliure ha sido rápida: en Cataluña, ha dicho el presidente de la Generalitat, no ha habido nunca violencia y por tanto Terra Lliure ha sido un grupo insignificante. Acto seguido, se ha querido presentar a ERC como un partido que todavía no tiene suficiente credibilidad social.

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