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Contra corriente

El premio Nobel Maurice Allais no duda en chocar con la ortodoxia

Ha estado cuatro días en Barcelona y ha causado auténtica sensación. Con 80 años en las espaldas y un premio Nobel en el bolsillo, ha expuesto sus ideas con tenacidad, aún a sabiendas de que a menudo chocan con la ortodoxia. Es Maurice Allais, francés, premio Nobel de Economía de 1988. Acostumbrado a vivir contra corriente.

Si en su día se hizo célebre por la defensa de un sistema sin imposición directa como ideal de justicia social, ahora propone una profunda reconversión bancaria, denuncia la hipocresía política de algunos Gobiernos europeos en sus propuestas sobre la creación de un Banco Central Europeo, defiende la necesidad de mantener en lo alto los tipos de interés en la actual coyuntura y reclama la desaparición del dólar como moneda patrón de la economía mundial.En Barcelona, en la UIMP, ha expuesto con vehemencia sus ideas sobre las perversiones que está generando en la economía mundial el actual sistema crediticio, que se reflejan en el esquema de la pieza adjunta.

Maurice Allais es una mina para el periodista con ansias de titular. "El sistema financiero internacional está enfermo de sida". "La democracia no es el poder de la mayoría, sino la defensa de las minorías. De todas las ininorías". "No estoy por el libre cambio, sino por la fortaleza europea. Moderada, pero fortaleza". "La explosión demográfica es el mayor peligro de la humanidad después de la bomba atórnica". "La experiencia ha demostrado a los alemanes que la inflación es peligrosa. Fue una de las causas del ascenso del nacional-socialismo". "La interdependencia de los mercados internacionales es artificial". "Las bolsas se están conviertiendo en casinos y los inversores en jugadores". "Es básicamente negativo que las autoridades monetarías intervengan [en los crash bursátiles] para salvar de la quiebra a los especuladores. No es ese su papel".

Sus opiniones sobre la Unión Soviética también llaman la atención. Maurice Allais se mostró partidario de no dar ni un sólo dólar de ayuda a la URSS. En cambio propuso realizar un gigantesco plan de ayuda a la formación, con el traslado masivo de profesionales de occidente para que ayuden a los soviéticos a poner en marcha el sistema de mercado.

El desastre del Golfo

Desde su posición previa de economista liberal, defensor de los EE UU y más simpatizante de la causa israelí que de la árabe en razón de su amistad con numerosos judíos que él sitúa en los sectores políticamente moderados de Israel, Maurice Allais hace un demoledor balance de la guerra del Golfo: "Un desastre".

Allais sintetizó con gran dureza su posición ante el conflicto del Golfo a lo largo de su estancia en Barcelona. Su balance es más reposado en un artículo publicado este fin de semana en Le Figaro Magazine, en el que se refiere no sólo a la responsabilidad de EE UU, sino a la de Sadam, la del régimen kuwaití, los antecedentes históricos que han privado a Irak de una salida al mar, o el problema de Oriente Medio que, lejos de arreglarse, ha retrasado su solución.

El Nobel francés hace en el semanario francés un terrible balance de las consecuencias de la guerra: 90 abandono cínico de Líbano a Siría; inmensas destrucciones en Kuwait y en Irak; probablemente 100.000 muertos (militares y civiles) por lo menos, sino muchos más, del lado irakí; la sublevación de las poblaciones chiitas y kurdas suscitado por las declaraciones desconsideradas, sino la incitación, de Estados Unidos; una guerra civil despiadada con nuevas destrucciones, y miles o decenas de miles de nuevas víctimas; un éxodo masivo hacia las fronteras iraní y turca de dos millones de kurdos en condiciones horrorosas para huir de los combates entre los peshmergas y las tropas irakíes, un éxodo acompañado de miles o decenas de miles de víctimas; considerables dificultades económicas para todos los países de Oriente Medio; la amenaza de epidemias en Irak, y el aumento de la mortalidad, especialmente entre la población infantil, a causa de la desnutrición; la multiplicación del rencor entre todos los pueblos de Oriente Medio; efectos negativos de envergadura en las economías occidentales; en fin, decenas de miles de millones de dólares en gastos militares, reduciendo en la misma proporción las disponibilidades para ayudar a los países del Este y del Tercer Mundo".

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