El refinado crimen de la millonaria mexicana
En 1988 la Policía encontró el cadáver calcinado de una mujer que había desaparecido diez años antes. En 1991 todavía no habían logrado resolverlo. Así te lo contamos.
Incluso el entonces presidente del Gobierno, Adolfo Suárez, se interesó por el asesinato de la rica mexicana Sagrario García González, de 42 años. Pero la justicia continúa tras la pista de la persona que estranguló a la millonaria y posteriormente quemó su cadáver. No obstante, la policía no ha olvidado el asunto: tardó un decenio en poder demostrar con pruebas que el cadáver carbonizado hallado el 17 de mayo de 1978 pertenecía a Sagrario García, y ahora, quién sabe, puede pasar otro decenio hasta aclarar el crimen. El caso sigue pendiente.
"No os preocupéis. Ya sabéis que mañana regreso a México y quiero volver pronto"
María del Sagrario García González, viuda de Barquin, nacida el 3 de febrero de 1936, desapareció el 3 de mayo de 1978 durante un viaje realizado desde México a Madrid para finalizar los trámites notariales y registrales relativos a la compraventa de un piso del número 2 de la plaza del Conde Casal, en el distrito del Retiro madrileño.La viuda, que llegó a España el 9 de abril de 1978, salió de su domicilio del número 32 de la calle del General Oráa el 3 de mayo de 1978, tras indicar a un matrimonio amigo de Puente Viesgo (Cantabria), al que tenía allí alojado, que regresaría cuando hubiera terminado los trámites que tenía pendientes.
"No os preocupéis. Ya sabéis que mañana regreso a México y quiero volver pronto para tener tiempo de comprar algún regalo para mis hijos", les dijo Sagrario con convicción. El portero de la finca, Nicolás Soler, fue la última persona que vio con vida a la acaudalada extranjera.
"Sagrario está muy ocupada con sus negocios y que tardará en volver"
Sobre las cuatro de la tarde de ese mismo día, en la casa se recibió una llamada en la que una voz femenina informó a los amigos: 'Les telefoneó para decirles que Sagrario está muy ocupada con sus negocios y que tardará en volver". A continuación se oyó el clásico click. La anónima informante colgó el auricular sin dar mayores explicaciones.
Pero pasaron las horas y nadie supo nada de ella. Había des ido sin dejar rastro. Los desaparecidos amigos cántabros no se atrevieron a dormir solo; esa noche en la casa y decidieron hacerlo en un hotel. A la mañana siguiente acudieron de nuevo al piso de la calle del General Oráa y comprobaron que estaba revuelto y que alguien se había apoderado desvarios bolsos de viaje y de un juego de tocador de la rica mexicana.
Un Mercedes rojo
Los amigos, inquietos y desconcertados, acudieron a la comisaría del distrito de Buenavista, donde tropezaron con los habituales recelos del funcionario de guardia: "Es muy pronto para denunciar. Se habrá ido con algún hombre...", les dijeron.
Los temores de la familia se confirmaron cuando fechas más tarde se halló cerca del Retiro el lujoso Mercedes de color rojo, con matrícula turística 7-M-5007, perteneciente a la mexicana. El automóvil, aparcado en doble fila, tenía las puertas abiertas.
La mujer con la que la viuda de Barquin estaba citada aquel mismo 3 de mayo fue detenida e interrogada en la Brigada de Investigación de la céntrica Puerta del Sol, en la capital española. Pero tuvo que ser puesta en libertad, después de negar las relaciones comerciales que mantenía con aquélla y por no existir pruebas que la incriminasen en la inexplicable desaparición.
Dos semanas después de que se perdiera el rastro de la extranjera, un empleado del Canal de Isabel II descubrió en un descampado de las proximidades de Colmenar Viejo a una mujer carbonizada que sólo conservaba restos de unas medias adheridos a sus piernas.
"La víctima quedó totalmente irreconocible como consecuencia del fuego provocado por la gasolina con que había sido rociada", explicó un testigo presencial. Las pesquisas policiales efectuadas entonces no lograron la identificación de aquel pedazo de carne ennegrecido.
La familia de la millonaria, ante el convencimiento de que ésta había sido asesinada, forzó a que se realizase una más profunda investigación. Los allegados de Sagrario llegaron a implicar en el asunto al embajador de México en Madrid, quien logró que se interesase por el caso el entonces presidente del Gobierno español, Adolfo Suárez. Éste, a su vez, ordenó al ministro del Interior, Rodolfo Martín Villa, que dispusiera lo que fuese necesario para aclarar el asunto.
Por desgracia, dos años después no había ninguna pista sobre la desaparecida. Sus familiares decidieron ofrecer a través del licenciado Tomás Arámburu de la Cuesta una recompensa de dos millones de pesos a quien pudiera facilitar alguna pista que sirviera para hallarla viva o muerta.
El caso quedó en el olvido, ante la desesperación de los dos hijos y demás parientes de Sagrario García, hasta que los inspectores del Grupo de Homicidios del Servicio Central de Policía Judicial decidieron años más tarde desempolvar viejos asuntos que habían quedado olvidados en el archivo de casos pendientes.
Identificada por los dientes
Los policías comprobaron que todavía seguía sin identificar la mujer carbonizada en Colmenar Viejo y empezaron a manejar la hipótesis de que se tratara de la desaparecida viuda de Barquin. Los investigadores consiguieron varios odontogramas y radiografías que un médico de su país había realizado con ocasión de diversos arreglos realizados en la dentadura de Sagrario García González.
"El Colegio de Odontólogos de Madrid y la Escuela de Medicina Legal realizaron por separado un cotejo de las radiografías de la boca de la millonaria desaparecida con las que fueron realizadas en su día al cadáver carbonizado y determinaron sin ninguna duda que se trataba de la misma persona", informaron fuentes próximas a los investigadores.
Los inspectores del Grupo de Homicidios del Servicio Central de Policía Judicial tienen el convencimiento de que la rica mexicana fue víctima de un siniestro plan perfectamente urdido por una refinada mente criminal.
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