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La ruta de La Seda

La marcha de Akzo acelera la crisis del primer fabricante español de fibras químicas

La Seda de Barcelona, la primera empresa española de fibras químicas, se encuentra al borde del precipicio. Su principal socio, el grupo holandés Akzo (57,5% del capital), ha anunciado que deja la compañía, con unas pérdidas acumuladas de 4.500 millones de pesetas. Los bancos ha dejado de descontar letras, y la deuda financiera se eleva a 13.500 millones. El presidente de La Seda, Lorenzo Gascón, ha sido abandonado por Azko y busca una salida a la difícil situación, cristalizada en la dimisión en pleno de los consejeros españoles de la sociedad.

A mediados de junio de 1990 un avispado abogado barcelonés, conocido por sus acaloradas intervenciones en algunas juntas de accionistas, descolgó el teléfono y llamó a La Seda para ofrecer sus servicios ante los rumores de suspensión de pagos de la empresa. Estos rumores se habían extendido como la pólvora en medios financieros y empresariales de Barcelona, aunque eran reiteradamente desmentidos por la empresa.El ofrecimiento del abogado produjo hilaridad entre algunos directivos de La Seda. "Tenemos problemas, pero nunca suspenderemos pagos", sentenciaba la empresa en vísperas de las pasadas vacaciones. La sociedad no suspendió pagos. Logró un crédito sindicado de 4.000 millones de pesetas, que ahora ha quedado claro que no tuvo el aval de Akzo, y solventó temporalmente sus problemas de liquidez. Paralelamente, la empresa llegó a un acuerdo con los bancos para alargar la vida de la deuda, que estaba concentrada en un 85% en el corto plazo.

Pero las soluciones financieras no han logrado resolver la realidad de una compañía que pierde ventas año tras año. La facturación ha caído en 1990 el 15% en pesetas, pese a mantenerse en volumen, lo cual, a juicio del presidente de la sociedad, Lorenzo Gascón, revela a las claras la fuerte erosión que han sufrido los precios. La Seda, que facturaba 31.000 millones de pesetas en 1986, ha cerrado 1990 con unas ventas de 25.600 millones. Su plantilla llegó a alcanzar las 3.000 personas hace cuatro años. En los últimos dos años, se han reducido 400 empleos.

Los márgenes se han estrechado y las pérdidas acumuladas en el último año y medio rondan los 4.500 millones, que están a punto de comerse un capital de 5.035 millones, aunque las reservas ascienden a 10.161. En esta situación, el factótum Akzo ha dado la espantá abriendo una dinámica que puede acabar con la liquidación de la sociedad.

Pocos días de liquidez

Dentro y fuera de La Seda pocos creen que la supervivencia sea posible sin Akzo. "A la empresa le quedan pocos días de liquidez", afirma un portavoz del grupo de bancos acreedores, que no sale de su asombro ante el repentino agravamiento de la situación. Un portavoz del Bank of America afirma que Akzo no ha dado pie a negociar. "Ha ofrecido pagar una parte de la deuda de La Seda y nos ha propuesto salir de la sociedad cediéndonos gratis su participación. No podemos aceptar esta situación y Akzo tiene que afrontar sus responsabilidades", añade el portavoz.No hace todavía un año, La Seda registró en la Comisión Nacional Mercado de Valores una propuesta de emisión de pagarés con un tope de 8.000 millones. La Seda intentó sin éxito esta vía de financiación. El responsable de tesorería de la sociedad, Julio Mazo, admitía en noviembre que en la primera subasta de pagarés se habían colocado 300 millones de pesetas a un tipo medio del 13,5%. Para entonces, el mercado conocía las dificultades de la sociedad y un importante intermediario que participaba en la operación aseguraba que el papel de La Seda era incolocable a menos que se ofrecieran dos puntos por encima del tipo más alto pagado en la subasta.

Las líneas de crédito están, hoy por hoy, agotadas. A finales de 1992 vence la primera gran póliza de crédito por un montante de 2.500 millones con el Banco de Crédito Agrícola. Dentro de un año y medio La Seda deberá devolver el principal del crédito de 4.000 millones que le concedió el sindicato de bancos dirigido por el Bank of America. Los bancos han congelado el descuento de letras de cambio giradas contra clientes por un importe de 2.000 millones, admiten fuentes de la propia sociedad.

Con todo, el pool de bancos acreedores ha querido dar un paso para encontrar una salida a la crisis y se aviene a renegociar la deuda. Renegociar, sí; entrar en el capital, no.

La historia de La Seda es la historia del sector textil español de fibras sintéticas. El sector registra un progresivo hundimiento. En 1985 produjo 276.000 toneladas y en 1990, 250.000. Mientras, las importaciones aumentaban de 44.000 a 100.000 toneladas en igual periodo.

La competencia asiática

En los primeros años ochenta, La Seda se embarcó en un ambicioso plan de reconversión, que ayudó a remontar la difícil situación de la empresa con ayudas del Ministerio de Industria. La empresa realizó un fuerte esfuerzo inversor por un importe superior a 15.000 millones y volvió a los beneficios en 1986. El entonces director general y hoy presidente de la sociedad, Lorenzo Gascón, se mostraba ufano en su despacho: "Hemos superado la situación y volveremos a dar dividendo". Seis años después, la empresa vive la que puede ser la definitiva crisis de su historia.Con la apertura de fábricas de fibras en el sureste asiático, los precios han caído en picado por la competencia de las importaciones. Guillermo Graell, secretario general de la Asociación de Productoras de Fibras Químicas, afirma que los extranjeros tienen un grado de penetración del 39% en el mercado español.

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