Barajas se bloquea por un incendio en los ordenadores

El incendio de un transformador del sistema informático de Iberia apagó durante cinco horas los ordenadores de la compañía aérea. La facturación en el aeropuerto de Barajas tuvo que hacerse manualmente, lo que originó interminables colas de pasajeros ante los mostradores y prolongados retrasos en un día clave en la salida de vacaciones. En las carreteras, la cosa no fue mejor. En la de Burgos se formaron retenciones de salida de hasta 14 kilómetros.

Dos trabajadores de Iberia resultaron heridos, uno de ellos grave, en el incendio registrado ayer al mediodía en un transformador de la central de sistemas de la compañía en San Fernando de Henares, según fuentes de Iberia que cita Efe.El incendio dejó sin servicio la red informática desde el mediodía hasta las cinco de la tarde. El proceso de facturación en Barajas tuvo que hacerse a mano "sin que se registrasen anomalías significativas", según una nota de Iberia.

Sin embargo, usuarios de Barajas señalaron que la avería originó retrasos de varias horas, especialmente en los vuelos chárter. Las colas frente a los mostradores llegaron hasta las puertas de la terminal.

Este incidente se suma al pliego de fatalidades que viene sufriendo Barajas en los últimos meses (cambio del centro de control, retrasos por las inclemencias atmosféricas, saturación durante la guerra del Golfo...) y coincide con un día clave en la salida de vacaciones.

Mientras, las carreteras de la Comunidad soportaron fuertes retenciones al coincidir sobre el asfalto los conductores que iniciaban el fin de semana con parte de los que salían de veraneo. La Dirección General de Tráfico (DGT) señaló anoche que las colas en la carretera de Burgos (N-I) alcanzaron los 14 kilómetros a la altura de La Cabrera, entre las seis y las nueve de la noche. En la de La Coruña hubo circulación lenta y retenciones esporádicas a lo largo de 30 kilómetros. En la N-V (Madrid-Cáceres), hubo colas entre los puntos kilométricos 13 y 8, en Alcorcón.

En las comarcales, la, peor parte se la llevó la C-607, a la altura de Cercedilla, con filas de coches de 13 kilómetros, mientras que en la C-501 el embotellamiento en Villaviciosa de Odón fue de 5.000 metros.