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Mauritania vota hoy una nueva Constitución

Adhesión, en el nombre de Alá, a la declaración universal de los derechos humanos, al derecho a la igualdad, a las libertades políticas y sindicales, a la libertad de opinión, expresión y reunión... Éstos son algunos de los principios que animan el texto de la nueva Constitución que hoy es sometida a la aprobación popular, a través de un referéndum, en Mauritania.

ENVIADA ESPECIAL

Para las autoridades de Nuakchot no hay duda de que el a este proyecto marcará una "ruptura histórica" con la tradición de regímenes militares y de partido único que han acaparado la historia de este país desde su independencia en 1960. Para los más escépticos, principalmente la población negro-africana, el cumplimiento de estos compromisos abrirá la puerta a sus exigencias de justicia por los abusos y violaciones de derechos humanos que atribuyen a los sectores más intransigentes del poder controlado por las etnias moras (árabe-bereberes).Los mauritanos acuden hoy a votar una nueva Constitución que, según el Gobierno, consagrará el proceso de democratización gradual proclamado el 12 de diciembre de 1984, fecha en la que el actual jefe de Estado, el coronel Maayoua Sid Ahmed Uld Taya, tomó el relevo a otro Gobierno militar a través de un golpe de Estado incruento.

De ser aprobada por la consulta popular, la nueva Constitución prevé que, en el plazo de dos semanas desde el día de la proclamación de los resultados, se promulgará la ley que regulará la legalización de los partidos políticos, así como una nueva normativa para la prensa, según fuentes oficiales, acorde con el principio de libertad de expresión establecido por la nueva legislación. Todo ello con vistas a la celebración de elecciones generales en un plazo de nueve meses.

El preámbulo de la nueva Constitución, de acuerdo con la nomenclatura islámica de la república mauritana, proclama la "libertad y la igualdad y dignidad del hombre, que sólo pueden garantizarse en una sociedad que consagra la primacía del derecho capaz de crear las condiciones duraderas de una evolución social armoniosa, respetuosa de los preceptos del islam, única fuente de derecho y abierta a las exigencias del mundo moderno". Tras esta declaración de principio, la nueva Constitución establece como sus pilares "las libertades y derechos fundamentales de la persona humana", "la libertad de expresión, la libertad de movimientos, de reunión, de asociación y adhesión a toda organización política o sindical que elijan los ciudadanos".

Además, la nueva Constitución establece la elección por sufragio universal directo del presidente, al que se exige que sea de religión musulmana y con una edad de al menos 40 años, y la asignación del poder legislativo a un Parlamento integrado por la Asamblea Nacional y el Senado, nombrados por sufragio directo e indirecto, respectivamente.

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La religión del Estado

El islam es proclamado como religión del Estado. Respecto a la lengua, se establece el árabe como idioma oficial y se reconocen como lenguas nacionales el pular, el soninké y el wolof de las etnias negro-africanas que integran junto a las etnias moras y sus asociados harratines (árabes negros descendientes de los esclavos libertos).No se hace ninguna referencia al francés, que en la primera Constitución promulgada tras el logro de la independencia era considerado como lengua de trabajo.

Para las autoridades mauritanas, la nueva Constitución constituye "un paso meditado y preparado con tiempo dentro de un proceso gradual hacia la democratización", explica un joven jurista y funcionario del Ministerio de Información.

Para otros sectores de las etnias moras que ya se van desmarcando del Gobierno y participan de las charlas ya habituales en las calles, no hay duda de que los aires de democratización han sido ayudados por la coyuntura internacional. En este sentido, es un punto de referencia fijo el eco que tuvieron en Nuakchot las protestas callejeras que el pasado año condujeron en el pais vecino de Malí a la caída del régimen de Musa Traoré. A ello, según los observadores occidentales, se ha añadido la necesidad de remediar la mala imagen internacional suscitada por el Gobierno durante la guerra del Golfo, en la que Mauritanla fue señalada como potencia pro Sadam Husein, y las recientes violaciones de derechos humanos, con decenas de detenidos, torturados e incluso desaparecidos de las comunidades negro-africanas denunciadas por Amnistía Internacional y justificadas por el Gobierno por un supuesto intento de golpe de Estado frustrado.

Es en esta comunidad mauritana donde se respira estos días escepticismo. Por el momento, las manifestaciones protagonizadas por las mujeres se mantienen en silencio.

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