La línea de autobuses 130 seguirá deteniéndose en las chabolas de La Celsa
Los autobuses de la línea 130 (Villaverde Alto-Vicálvaro) seguirán deteniéndose junto a La Celsa, conocido punto de venta de drogas, según afirmó ayer Tomás Burgaleta, gerente de la Empresa Municipal de Transportes (EMT). Sin embargo, el lunes, el Consorcio de Transportes y la EMT acordaron la supresión transitoria de la parada para evitar problemas con los yonquis.
"Pensábamos eliminar la parada como una posible solución que sólo perjudicaba al 2% de los 4.200 usuarios que tiene esta línea, pero no lo vamos a hacer porque sería peligroso. En otra ocasión, los drogadictos llegaron a amenazar a los conductores para que parasen", asegura Burgaleta.El alcalde de Madrid, José María Álvarez del Manzano, y los líderes de la Plataforma Sindical, central mayoritaria en el comité de empresa de la EMT, se mostraron contrarios a la supresión de la parada desde un primer momento.
El alcalde, que debería haberse reunido ayer con el comité de empresa de la EMT (la Plataforma se negó a acudir a la cita con los independientes del CSIF), anunció que el concejal de Seguridad, Carlos López Collado, se reunirá esta misma semana con el delegado del Gobierno, Segismundo Crespo, para tratar sobre las líneas calientes.
"La única medida efectiva que nosotros vemos es la protección policial en todas las líneas calientes", explica Pablo Rodríguez-Peña, secretario de la Plataforma Sindical. "Si los inspectores van de tres en tres, no veo por qué los conductores tenemos que enfrentarnos solos al problema", añade.
El consejo de administración de los autobuses municipales deberá dar luz verde a la contratación de un sistema de pedal alarma para que los conductores puedan avisar en situaciones difíciles. "El anterior consejo de administración ya aprobó el pliego de condiciones para la adquisición de sistemas de alarma para unos 800 autobuses de los 1.780 que constituyen la flota total de la EMT", expuso Burgaleta.
Los pedales alarma conectarían cada autobús con un centro de control. La instalación de este sistema se primará en las líneas de mayor conflictividad, como la 130. Montar esta alarma en toda la flota costaría 4.000 millones.
El 2 de julio, un empleado de la EMT fue agredido con un punzón por dos jóvenes que subieron al autobús de la 130 para pedir dinero. Los problemas de ésta y otras 11 líneas calientes vienen siendo denunciados desde hace un año por el comité de empresa.
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