Calma en las fronteras de Eslovenia al expirar el ultimátun de Belgrado
"No tuvimos ninguna instrucción especial para el día de hoy" dice Zvonko Mezgec, el jefe de los policías que controlan el paso fronterizo de Fernetici, entre Eslovenia (Yugoslavia) e Italia. Ayer a mediodía, cuando vencía el ultimátum de la presidencia colectiva sobre la devolución de los puestos fronterizos eslovenos (con Italia y Austria) bajo la protección legal yugoslava, no había pasajeros en Fernetici. Sólo periodistas. Tampoco hubo incidentes.
Normalmente, en un domingo de verano, cuando los habitantes de Trieste bajan a la costa istriana a gozar de las playas adriáticas, pasan entre 25.000 y 30.000 personas al día. Ayer, apenas fueron una veintena. Tampoco hay camiones en tránsito hacia Turquía o a Oriente Próximo. "Desde el inicio de los conflictos bélicos, los camiones no pasan", explica Mezgec."Cuando vine a trabajar esta mañana creí que había un golpe de Estado en Italia", dice en broma Zvonko Mezgec al observar importantes refuerzos policiales en la frontera italiana. "Fui a preguntarles y me dijeron que esperaban un ataque aéreo contra nosotros ", precisó Mezgec. "No me imagino que puedan volver a atacarnos".
Mezgec estaba en Fernetici cuando los tanques de las Fuerzas Armadas yugoslavas se acercaron a la frontera la semana pasada, dispararon dos cañonazos y los soldados abrieron fuego con sus ametralladoras. "Si hubieran querido matarnos, lo pudieron haber hecho, pero disparaban al aire". Luego vino la policía federal para controlar unos días el puesto fronterizo, pero éste permaneció cerrado. El martes pasado se marcharon los policías federales, regresó la policía eslovena, izó su bandera y expuso otra vez su cartel con el letrero Republika Slovenija.
Despreocupados
Mientras los policías y los aduaneros eslovenos charlan despreocupadamente, el presidente Milan Kucan discutía en la isla adriática de Brioni junto con los representantes croatas, serbios y los federales, con la troika europea sobre la solución de la crisis yugoslava. Las fronteras eslovenas constituyen un punto importante de las discusiones. A mediodía de ayer, el primer mi
nistro yugoslavo, Ante Markovic, afirmaba que no había avances en las negociaciones con los eslovenos.
El Gobierno de Markovic lleva una larga batalla -iniciada antes de la proclamación de la independencia de Eslovenia con las autoridades eslovenas sobre el control de los, puestos fronterizos y en especial sobre el dinero recaudado en las aduanas. Markovic exige que éste vaya a la Caja Federal; los eslovenos, por su parte, quieren dirigirla a la suya.
Un aduanero del puesto de Fernetici explicó a esta enviada especial que no tenía ni una sola instrucción escrita sobre la política aduanera y no sabe qué reglamento seguir. "De todos modos, no hay tráfico".
Mientras en Eslovenia reinaba la calma, en espera de los resultados de las conversaciones en Brioni, los vecinos italianos, y sobre todo los austriacos, estaban preparados para cualquier eventualidad.
A lo largo de los 239 kilómetros de la frontera ítalo-eslovena, los italianos atrincheraron elegantemente camuflados sus tanques, de manera que no se perciben desde la carretera. Los policías italianos no parecen preocupados por una eventual avalancha de refugiados en caso de la escalada de los conflictos.
El lado austriaco
Del lado austriaco, los refuerzos militares no están camuflados. En Ljubelj, donde un túnel recién inaugurado bajo la montaña Karavanke conecta Eslovenia y Austria, parece que la guerra está del lado austriaco. Del lado esloveno, pocos policías controlan a los pasajeros. Ningún soldado o carro blindado a la vista. Del otro lado del túnel, las defensas anticarros impiden un posible avance de los blindados hacia Austria. Los militares controlan la frontera junto con los policías.
Dos tanquetas están desplegadas en el puesto fronterizo y unos kilómetros más adelante los tanques controlan la carretera. A diferencia de sus colegas italianos, los policías austriacos temen el avance del "Ejército serbio" como ellos definen a las Fuerzas Armadas yugoslavas. Tienen preparados dos campos de refugiados, uno en Klangefurt y otro en Graz, en caso de huidamasiva. Pero hasta el momento, no ha habido refugiados.
Por otra parte, la policía eslovena controla a los pasajeros motorizados en ocho puestos fronterizos inaugurados hace dos semanas con la república de Croacia.
Al margen de la actividad diplomática en Brioni y la esperada llegada a Liubliana, ayer por la noche, de Yuli Kuichiriski -enviado especial del presidente soviético, Mijafl Gorbachov-, el ministro de Defensa esloveno,Janez Jansa, otra vez vestido de paisano -se quitó su uniforme de camuflaje y su pistola, pero mantuvo cerca a sus guardaespaldas-, acusó ayer a las Fuerzas Armadas yugoslavas de mantener su plan bélico contra Eslovenia.
Por otra parte, el viceprimer ministro federal, Aleksander Mitrovic, exigió al Gobierno esloveno liberar a oficiales y soldados presos, algunos heridos y enfermos, aún detenidos en Eslovenia.
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