Los herederos de Mitterrand establecen una tregua en su guerra de sucesión
Los elefantes del Partido Socialista francés (PS) consagraron el primer fin de semana de julio a negociar una tregua en su feroz guerra por la sucesión del presidente François Mitterrand. Para consagrar esa tregua y a fin de evitar un desastre en las próximas elecciones regionales y legislativas francesas, el PS celebrará un congreso extraordinario el próximo diciembre.Si los franceses fueran llamados a las urnas hoy, el PS perdería, en beneficio de la oposición de derecha, la condición de primera formación política de Francia que ha disfrutado en la última década. Las divisiones internas, los escándalos relacionados con su financiación mediante tráfico de influencias y las dificultades de la actual coyuntura política y económica francesa han dañado de modo espectacular la imagen del partido creado hace dos décadas por Mitterrand.El comité director del PS era muy consciente de esa situación el pasado sábado, al comenzar su última reunión antes de las vacaciones de verano. Mitterrand, que ha perdido en las últimas semanas todo el suplemento de popularidad que ganó con la fácil victoria en la guerra del Golfo, había pedido "responsabilidad" a los llamados elefantes del partido. Edith Cresson, a la defensiva en todos los frentes, les había enviado el mismo mensaje.
En la noche del sábado, el comité director anunció la celebración de un congreso extraordinario del PS a mediados del próximo mes de diciembre. Al señalar que ese congreso será "Ideológico" y estará decidcado a la preparación del "proyecto socialista del año 20OV, los elefantes dieron a entender que no lo dedicarán a sus querellas particulares por la sucesión. Esas querellas convirtieron en un espectáculo bochornoso y en un fracaso el último gran cónclave socialista, celebrado en 1990 en Rennes.
Pierre Mauroy, secretario general del PS; Lionel Jospin, ministro de Educación; Laurent Fabius, presidente de la Asamblea Nacional; Michel Rocard, ex primer ministro; Jean Poperen, ministro de Relaciones con el Parlamento, y Jean-Pierre Chevénement, ex ministro de Defensa, son los líderes de las principales corrientes del socialismo francés. A excepción de Chevénement, ocupado en la actualidad en reunir a su alrededorun nuevo polo de izquierda, todos ellos acaban de prometer un buen comportamiento en los próximos dos años.
El alto el fuego socialista seráprovisional, como lo son todas las treguas políticas o militares, pero su mero establecimiento recuerda la inminencia de grandes citas electorales en Francia. En la primavera de 1992 se celebrarán los comicios regionales, y en 1993, o quizá antes, los legislativos. Hasta entonces, los herederos de Mitterrand han decidido no volver a exhibir en público sus ambiciones y rivalidades personales.
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