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Cartas al director
Opinión de un lector sobre una información publicada por el diario o un hecho noticioso. Dirigidas al director del diario y seleccionadas y editadas por el equipo de opinión

De los políticos

A quien se vende hay que demostrarle, ya, que si tiene un precio es una mercancía. Sin compasión. A quien ocupe el campo de la política para cultivar sólo sus cosechas hay que retirarle el campo y la cosecha. Si no se quiere convertir el Parlamento en una sala de juzgado lo primero y lo principal ha de ser, básicamente, que los parlamentarios no sean justiciables, porque procuren ser justos. Cuando el rumor constante que se escapa de los centros públicos es el de un río de millones que se pierden en las entrañas de no se sabe dónde, entonces, lo menos que cabe es tratar de averiguar el cómo y el porqué de tales dispendios. Ser político no puede, en ningún caso, ser sinónimo de invulnerable, inmune o intocable. Y ésa es la impresión que se siente día a día. Casos que a cualquier ciudadano afectarían de por vida resbalan plácidamente sobre la piel de cocodrilo de algunos servidores públicos encumbrados, hasta perderse en las cloacas sobre las que se asientan, y de las que su poder emana.Resulta increíble, un viaje por lo inverosímil, la lectura de las hemerotecas. De los miles de casos sospechados, de los cientos de ellos denunciados, no llegan a la decena de condenas, y todas ellas suavitas. ¡Un verdadero premio a lo resbaladizo, a la marrullería, al listo de turno, al leguleyo experto en promesas y subvenciones!

Hoy por ti y mañana por mí. El delito de guante blanco parece estar primado en España. Todo ello que se haga con base a un despacho bien puesto, por muy gordo que sea, resulta menos castigado que un delito callejero. Quien no sabe valerse más que de su cerebro embotado, con la ayuda de sus puños y unos pies ligeros, va de proa al marisco.

Unos políticos excusan en otros transgresiones flagrantes de toda norma ética exigible a cualquier ciudadano; a cualquiera menos a ellos. Si la religión más elevada es el cultivo de la verdad, la altura de nuestra política está al ras del suelo. Nadie la desprestigia tanto como muchos de los que se mueven en ella. Los propios políticos son sus peores enemigos. El espectáculo que nos parece contemplar es el de una jauría que cree tener al país como alimento.-

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