Tirón de orejas
Lo de las orejas, en la fiesta de los toros, suele identificarse con los trofeos concedidos a los diestros después de una buena faena, pero en este caso no es así, porque los apéndices auriculares no son de novillo, sino de novillero. Se trata de un tirón de orejas como cariñosa advertencia al joven y espigado José Antonio Muñoz, hoy en día el novillero que mejor hace el toreo, para ver si aprende de una vez a matar, porque, de lo contrario, el indudable proyecto de gran figura del toreo que hay en él, va a quedar truncado. Había gran expectación por verle ayer en la Monumental, después de la gran tarde de toros que dio el pasado día 16, y a pesar de no ser domingo y de la nula publicidad dada al festejo, hubo más gente de la que se esperaba.Los resultados quizá no fuesen tan brillantes como en la anterior ocasión, pero Muñoz volvió a dejar su tarjeta de visita. Su primero embestía rebrincado y con aspereza, con un pitón izquierdo imposible, y él estuvo aseado y tranquilo, sobre todo con la derecha, en los principios de una faena que no pudo cuajar. El quinto fue el único que se empleó en varas, y en la muleta se arrancaba de lejos con alegría, pero no consumaba el viaje, y, además, acabó mascando. Muñoz lo bordó con el capote y luego la faena fue de lucimiento intermitente, con fases deslumbrantes que le hubiesen proporcionado un trofeo de no ser por el vergonzoso bajonazo que propinó para rematar su labor.
Lupi Casanova, Muñoz, Ramírez
Novillos de José Samuel Pereira Lupi, mansurrones y de poco juego.Carlos Casanova: ovación; aviso y vuelta. José Antonio Muñoz: silencio, vuelta. Alberto Ramírez: silencio: vuelta. Plaza Monumental, 24 de junio. Media entrada.
Los dos debutantes son toreros de muy distinto signo. El aragonés Carlos Casanova es valentísimo e intenta efectuar un toreo variado, haciendo uso de una cierta habilidad para conectar con el público cuando no es posible el toreo de calidad. Aguantó sin pestañear gañafones y derrotes en su difícil primero. Al cuarto, manso, que se dejaba en la muleta pero que acabó parándose, lo recibió de rodillas en la puerta de toriles, en la misma posición en que comenzó el trasteo muleteril, en el que toreó bien con la derecha, pero abusó un poco de agarrarse a los costillares. Entró a matar sin muleta y dio un pinchazo. Luego estuvo premioso con el descabello y perdió el trofeo orejil.
Alberto Ramírez tiene buenas maneras, pero parece que le cuesta calentarse. Su primero muy quedado, no le dio demasiada opción, porque no transmitía emoción. En el sexto dio dos buenas series al natural, a pesar de la sosería y mansedumbre del novillo.
Babelia
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