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La erupción del Pinatubo paraliza las negociaciones sobre las bases de EE UU

La erupción del volcán Pinatubo ha obligado a suspender las negociaciones sobre las bases militares de EE UU en Filipinas, justo cuando los dos países se encontraban en la recta final para lograr un acuerdo que sustituyera al vigente, que expira el próximo septiembre. La tragedia, que ha arrojado el saldo de más de 200 muertos, pone al Gobierno de Corazón Aquino en una situación negociadora muy difícil e incluso compromete el futuro de las bases.

Los dos países han decidido congelar las conversaciones para evaluar los daños que la erupción del volcán ha podido causar a las dos principales instalaciones militares de que Estados Unidos dispone en el continente asiático: la base aérea de Clark y la naval de Subic, cercanas a la catástrofe y no muy distantes de Manila.El secretario de Defensa norteamericano, Richard Cheney, ya ha advertido que Washington tendrá en cuenta cuando se reanuden las negociaciones el coste de los daños y las reparaciones que serán necesarias para que las dos instalaciones vuelvan a ser operativas. El ministro de Asuntos Exteriores filipino, Raúl Manglapus, ha contestado que no hay intención de rebajar las condiciones propuestas.

Sin embargo, analistas y medios diplomáticos opinan que esta nueva catástrofe influirá negativamente en la capacidad de negociación del Gobierno de Aquino. Filipinas está dispuesto a que Clark y Suble sigan otros siete años más en manos de Estados Unidos y exige a cambio una compensación económica de 825 milllones de dólares anuales. La Administración de Bush quiere extender el plazo a 10 o 12 años y se resiste a que el pago directo vaya más allá de 360 millones.

Más de 20.000 personas, entre soldados y familiares, forman el grueso de población residente en estas bases. Todos ellos han sido evacuados por mar hasta la isla de Cebú y desde allí están siendo trasladados en avión a Guam debido al cierre del aeropuerto internacional de Manila, que ayer fue parcialmente abierto para permitir la salida de vuelos suspendidos desde el sábado.

Cerca de 70.000 filipinos trabajan en dichas bases, por lo que una eventual pérdida de empleo tendrá consecuencias serias para la debilitada economía del país.

Aquino ha insinuado que es probable que su Gobierno tenga que solicitar un préstamo internacional con carácter urgente para paliar los graves daños que ha causado la erupción del Pinatubo y atender las necesidades del cuarto de millón de filipinos que se calcula han perdido sus hogares.

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