_
_
_
_
Tribuna:
Tribuna
Artículos estrictamente de opinión que responden al estilo propio del autor. Estos textos de opinión han de basarse en datos verificados y ser respetuosos con las personas aunque se critiquen sus actos. Todas las tribunas de opinión de personas ajenas a la Redacción de EL PAÍS llevarán, tras la última línea, un pie de autor —por conocido que éste sea— donde se indique el cargo, título, militancia política (en su caso) u ocupación principal, o la que esté o estuvo relacionada con el tema abordado

El brazo libre

A Franco le gustaban los brazos mmificados, y sobre todo el de santa Teresa. A Felipe González le gustan los brazos libres. "Al menos déjenme un brazo libre", pidió hace ya algunos años. El Estado necesita un brazo libre para poder defenderse de los golpes arteros de los enemigos, explicába Felipe González, llevando a sus últimas consecuencias la tesis de que la violencia es monopolio del Estado, tesis en la que han coincidido desde Maquiavelo a Trotski, pasando por Max Weber. Teniendo el monopolio de la violencia legal, ¿necesita el Estado ese brazo libre?

He seguido la representación del funcionario Amedo, y manifiesta la prepotencia metafísica del policía político. La carrera de Amedo empezó en la brigada político-social, y le quedan maneras y tonos de voz ¿Quién interroga a quién, el señor fiscal o el señor Amedo? ¿Quién marca lo que es necesario decir o no decir, el presidente del tribunal o el señor Amedo? ¿Quién juzga a quién? A veces el mal gusto de boca me viene del cerebro, y la desafiante actitud del policía encausado me coincide con la semana en que se activa la polémica de la ley Corcuera, un anticipo del Gran Hermano Democrático que se nos viene encima, capaz de meterse en nuestras casas, por nuestro bien, y secuestrarnos hasta los preservativos de fantasía. ¿Quién no guarda en un rincón de su casa una pequeña culpa?

La ley Corcuera es otro brazo fibre que el Estado democrático quiere injertarse; y algún día, cuando el subcomisario Amedo recupere la libertad y todo lo que va a recuperar, estará en condiciones de apl 'car la ley Corcuera como un funcionario dIscIplinado, aunque algo jugador, dotado de la arrogancia del jugador que tiene la razón de Estado a sus espaldas para hacer saltar la banca. Un día puede llamar a cualquier puerta, y habrá que abrírsela, y enseñarle el carné de identidad, y...

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo

¿Quieres añadir otro usuario a tu suscripción?

Si continúas leyendo en este dispositivo, no se podrá leer en el otro.

¿Por qué estás viendo esto?

Flecha

Tu suscripción se está usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PAÍS desde un dispositivo a la vez.

Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripción a la modalidad Premium, así podrás añadir otro usuario. Cada uno accederá con su propia cuenta de email, lo que os permitirá personalizar vuestra experiencia en EL PAÍS.

En el caso de no saber quién está usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contraseña aquí.

Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrará en tu dispositivo y en el de la otra persona que está usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aquí los términos y condiciones de la suscripción digital.

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_