_
_
_
_
Entrevista:

EE UU y Canadá deben participar en el debate de la seguridad europea

Isabel Ferrer

En el Gabinete holandés de centro-izquierda, el dúo formado desde 1982 por sus dos miembros más destacados, el primer ministro Ruud Lubbers, y el responsable de la política exterior, Hans van den Broek, ha superado casi tres legislaturas, incluyendo la caída del Gobierno en 1989. Los dos viajan hoy a Madrid para abordar con el presidente del Gobierno español, Felipe González, y el ministro de Exteriores, Francisco Fernández Ordóñez, los términos del desafío de la construcción europea.

El democristiano Hans van den Broek tiene 54 años y la elocuencia de un orador que conoce su discurso y está acostumbrado a defenderlo frente a interlocutores más poderosos. Cuando el 1 de julio se convierta, durante medio año, en presidente del Consejo de Ministros de Asuntos Exteriores de la CE, su conocida obsesión por controlarla democráticamente ampliará su radio de acción. Lo mismo sucederá con la unificación europea, según él "un proceso imparable" con un horizonte federal que preserve cada identidad nacional. Su decidido atlantismo, por el contrario, puede provocar mayores recelos. Sin ir más lejos, en la misma España.Pregunta. ¿Cree usted que el mantenimiento de la intimidad atlántica en una Europa que se transforma con rapidez hipotecará la consecución de un genuino sistema europeo de seguridad?

Respuesta. La seguridad de Europa no puede depender de ella sola. Sin embargo, es legítimo considerar que, dentro de la OTAN, Europa refuerce su impronta. Sobre todo allí donde Estados Unidos reduzca su presencia. De otro lado, la propia estructura de la Alianza Atlántica está siendo revisada. No es una máquina de agresión militar, sino un instrumento de la paz. El mejor para preservarla a través de compromisos políticos. Paz y seguridad son valores relacionados con la economía, desarrollo social, respeto de los derechos humanos y todo el proceso incluido en el marco de la Conferencia sobre Seguridad y Cooperación en Europa (CSCE).

P. En este contexto, ¿qué lugar reserva para la Unión Europea Occidental (que agrupa a todos los países de la CE, excepto Grecia, Irlanda y Dinamarca)?

R. Estamos a favor de la construcción del pilar europeo de defensa dentro de la OTAN. La UEO sería la instancia ideal para coordinar esfuerzos desarrollando una identidad europea en esta materia. Me preocupa, sin embargo, que falle el consenso en su seno y no sea capaz de actuar de forma efectiva en el terreno de la cooperación militar. Tampoco estoy seguro de que Alemania y Francia hayan logrado ponerse de acuerdo acerca del carácter de la fuerza de reacción rápida. Por otra parte, persisten riesgos de una amenaza exterior. Y, si seguimos solicitando la presencia de Estados Unidos y Canadá entre nosotros, algo que ningún miembro de la OTAN duda, debemos franquearles laparticipación política en el debate sobre nuestra seguridad.

P. El Gobierno español desea acortar distancias en el terreno de las desigualdades económicas entre miembros de la CE. Piensa además que dicho tema no ha obtenido soluciones adecuadas durante la actual presidencia luxemburguesa. ¿Abordará Holanda en la suya el problema de la cohesión social?

Únete a EL PAÍS para seguir toda la actualidad y leer sin límites.
Suscríbete

R. Es un asunto que trataremos de discutir con el presidente González. Sabemos que los países del sur de Europa temen que una mayor integración agrande estas diferencias. Con la unión económica y monetaria, además, las economías débiles sufrirán al principio. A pesar de ello, creo que esta clase de disciplina puede situarlas en la vía adecuada. El proteccionismo es contraproducente a largo plazo. Por eso espero que Europa no precise un sistema de dos velocidades para lograr dicha unificación. De ser éste inevitable, sólo lo concibo como algo temporal y nunca irreversible.

P. ¿Qué pueden esperar entonces países centroeuropeos como Polonia, Checoslovaquia y Hungría, que reclaman ahora mayor cooperación con vistas a su integración en la CE?

R. En la actual Europa de los Doce, lo esencial es madurar nuestro proceso de integración y cooperación. Nadie desea que la ampliación dañe las instituciones comunitarias. A partir de 1992, y cuando las dos uniones que nos proponemos estén definidas, podremos ofrecerles una visión más realista sobre su futura presencia en la Comunidad. La ampliación de la CE tendrá lugar en los próximos 10 años, pero ello no significa que antes no vayamos a discutirla.

El Consejo Europeo

P. ¿En una de las dos uniones, la política, qué papel reserva Holanda al Consejo Europeo en la consecución del correspondiente tratado?

R. Lamentaríamos mucho que se convirtiera en un foro donde tendencias intergubernamentales tengan primacía con respecto a las supranacionales. Es una eventualidad que me produce aprensión, porque estorbará el equilibrio entre instituciones de la CE constituidas para preservar, de forma equitativa, los intereses de los Estados miembros. Si, por el contrario, evita este peligro, el Consejo Europeo puede ayudar a la integración de Europa.

P. ¿Qué espera de las dos conferencias intergubernamentales sobre unión económica y monetaria y unión política que deben ultimarse en los próximos meses?

R. Para Europa en su conjunto, esta etapa supone un paso irreversible hacia estructuras más integradas con mayor interdependencia y efecto estabilizador. Espero además que el espacio económico haya sido acotado por fin con los países de la EFTA (Austria, Noruega, Suecia, Suiza y Finlandia). Cuento desde luego con que habremos construido el puente político y económico hacia Europa central y del Este que pueda llevarnos luego hasta Rumania o Bulgaria.

Regístrate gratis para seguir leyendo

Si tienes cuenta en EL PAÍS, puedes utilizarla para identificarte
_

Archivado En

Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
Recomendaciones EL PAÍS
_
_