El tribunal de Pau pedirá a Figueiredo un reconocimiento de Amedo y Domínguez
VICTORINO RUIZ DE AZÚA, ENVIADO ESPECIALEl presidente de la Audiencia de Pau (Francia) anunció ayer en el juicio contra el gal Paulo Figueiredo un nuevo reconocimiento sobre fotografias de los policías españoles José Amedo y Michel Domínguez. Esta diligencia reforzará el valor de declaraciones anteriores del portugués, pieza clave en la acusación contra Amedo, y puede ser utilizada en el proceso de Madrid contra los dos policías.
Los abogados representantes de las víctimas de Figueiredo se han retirado del juicio para protestar por la negativa de los magistrados a escuchar a un ex policía sobre presuntas complicidades oficiales en Francia con los Grupos Antiterroristas de Liberación (GAL).El nuevo reconocimiento de Amedo y Domínguez adquirirá importancia si Figueiredo es condenado y el hecho aparece recogido en la sentencia como probado. La sentencia puede desde ese momento incorporarse como nueva prueba en el procedimiento seguido en Madrid contra los dos policías, siempre que lo solicite alguna de las partes. La diligencia se celebrará probablemente en la sesión de hoy.
A petición del abogado Maurice Abeberri, de la acusación particular, el presidente del tribunal aceptó ayer realizar una nueva identificación de Amedo y Domínguez. Para ello le serán mostrados al procesado álbumes de fotos hasta que señale los rostros de las dos personas responsables de su contratación y de la organización de los atentados.
Figueiredo está acusado de dos intentos de asesinato múltiple, por los atentados contra los bares Batxoki y La Consolation, de asociación de delincuentes y de tenencia ilegal de armas de guerra. A las pocas horas de su detención, en San Juan de Luz, con un documento nacional de identidad español falso, confesó su verdadera identidad y colaboró con la policía. Sus indicaciones sirvieron para realizar retratos robot y llevaron a la inculpación y condena en Portugal de otros cuatro mercenarios.
La colaboración del detenido fue vital para llegar hasta Amedo. Permitió comprobar, según el sumario, que el contacto español de Figueiredo, conocido por éste simplemente como Ricardo, se había alojado en el hotel Ritz de Lisboa bajo el nombre de Genaro Gallego Galindo. Luego se descubrieron pagos realizados por la misma persona en el hotel y en un restaurante de Cascais con una tarjeta de crédito Visa a nombre de José Amedo Fouce.
Tras comprobar que jamás se había registrado una denuncia por el robo de la tarjeta, los investigadores concluyeron que el tal Ricardo, Genaro Gallego y José Amedo debían ser la misma persona. La confirmación la proporcionó Figueiredo al reconocer a Amedo. El mercenario portugués, según explicó a los jueces, aceptó trabajar al servicio de Amedo porque se trataba de 11 una misión casi oficial". El precio final era el equivalente a dos millones de pesetas por muerto y apenas existía riesgo. Las policías española y francesa, se le dijo, darían amparo a las actividades del grupo de portugueses, aunque no oficialmente.
El tribunal impidió por la tarde la comparecencia como testigo de Jean Marc Dufourg, ex inspector de los Renseignements Gériéraux (RG), los servicios de información interior franceses. Dufourg acaba de publicar un polémico libro sobre actividades secretas de su antiguo servicio. Entre otras, la entrega de fotos de refugiados de ETA a un contacto para que las hiciera llegar a los GAL.
El tribunal y el fiscal consideraron que Dufourg, citado por la acusación particular con el apoyo de la defensa, carece de información sobre los hechos concretos objeto del juicio. La decisión fue adoptada tras hora y media de viva discusión entre abogados y jueces y provocó el abandono de la sala de los tres letrados representantes de las ocho víctimas de los atentados. Alguno de estos últimos amenazó además con no comparecer como testigos. El presidente de la sala pidió a la policía su conducción a la fuerza si no se presentan mañana.
El acusado, Rogerio Carvalho y Antonio Ferreira Cisneiros, intentaron un primer golpe en Bayona el 7 de febrero de 1986. Había recibido tres pistolas de Amedo y Domínguez en Irún y les guiaba un tal Jean Louis, presunto miembro de la gendarmería francesa no identificado.
Los mercenarios, tras examinar un establecimiento donde había miembros de ETA, no quisieron disparar porque había mujeres y niñas. Amedo les abroncó al regresar a Irún. "Estaba muy enfadado, molesto", declaró ayer Figueiredo, "y nos dijo que la presencia de mujeres no debía impedirnos disparar porque pertenecían a ETA y son tan dañinas como los hombres".
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