Una veintena de personas arrasa en Canillas un centro de drogadictos

Viene de la página 1El comportamiento de los vecinos de Canillas contra el CAD que se construye en el barrio contrasta con los resultados de una encuesta, realizada por el Ayuntamiento, que revela que los madrileños prefieren antes un centro para drogadictos cerca de casa que una discoteca. Sin embargo, el rechazo que experimenta la población ante los CAD es similar al de locales como los albergues de mendigos o los centros de la tercera edad, informa Francisco Peregil.

La encuesta revela también que sólo uno de cada cuatro entrevistados cree que los yonquis pueden y deben ser curados, y añade que cuanto más se conoce el funcionamiento de estos centros menos se rechaza.

Los ciudadanos creen que la respuesta de -las distintas administraciones hacia la problemática de las drogas ha aumentado en los últimos años, aunque advierten que el fenómeno en sí sigue igual de mal (ni mejora ni, empeora). No obstante, las tendencias analizadas muestran que ha aumentado la conciencia sobre la necesidad de Asistir a los drogodependientes.

Huida precipitada

Los vecinos de Canillas destrozaron el CAD en compañía de sus hijos pequeños. Ana Rosa Gavira, una vecina, ironizó al respecto: "No sabemos quién, lo ha hecho, pero lo cierto es que se va a ir cayendo todos los días".

La policía custodia constantemente el local, situado en la Gran Vía de Hortaleza, desde la madrugada de ayer. El vigilante que se encontraba a esa hora en las obras huyó corriendo del lugar para evitar ser agredido por los vecinos.

No es la primera vez que en Canillas hay explosiones violentas contra al centro. De las ventanas de las casas cuelgan pancartas de rechazo. Araceli López, de 30 años, señaló exaltada: "Queremos que los drogadictos se curen, pero lejos de aquí. Si tienen que ponerles un medio de transporte, que se lo pongan".

Los niños del barrio también rechazan el centro. "No quiero ver a mi hermana en el parque muerta por haberse pinchado con una jeringuilla", comentaba Andrea Kruz, de 10 años. Ella, que va a clase al Liceo Francés, añadió: "Aquí jugamos muchos niños y podemos pincharnos; que se lo lleven a otro sitio...".

No opina así Felipa Gutiérrez: "No es justo ponerse asÍ con algo que es para ayudarles; además, ninguna madre estamos libres de que nos pueda salir un hijo toxicómano. A ver, ¿qué haría entonces?".