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Seis personas votaron por correo en nombre de al menos 600 electores de Salamanca

Álex Grijelmo

María del Carmen Palomero Palomero y su hermana Ana Isabel acudieron el 26 de mayo a votar en su pueblo, Babilafuente (Salamanca), y cuando iban a depositar sus papeletas en la mesa electoral les dijeron: "Ustedes ya han votado por correo". Dos días después quedó formalizada su denuncia, y comenzaba así a deshacerse el ovillo. Uno de los hallazgos más curiosos en la investigación posterior muestra que sólo seis personas -la caligrafía coincide- rellenaron 600 certificados para el voto por correo en la provincia. La investigación deberá aclarar si los autores suplantaron la personalidad de los electores reales.

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Con todos los datos reunidos hasta ahora, unos 13.000 votos están bajo sospecha en Salamanca, y los investigados son miembros del Partido Popular, que niegan cualquier irregularidad.

El PP ha obtenido la mayoría absoluta en la Diputación por sólo unos centenares de votos, en un censo de 290.000 electores. En el Ayuntamiento de la capital, gobernará por un solo concejal de diferencia, gracias a una ventaja de 2.912 papeletas.

Las sospechas sobre el su puesto fraude se refuerzan con otros datos: en 1989, en la capital votaron por correo 4.186 personas y el pasado 26 de mayo lo hicieron 7.482 (casi el doble). En la provincia, de los 9.000 votos por correo de 1989 se ha pasado a 29.800 ahora.

El caso es que Ana Isabel Palomero y su hermana, que viven en la salmantina calle del Toro habían iniciado en su momento los trámites necesarios para votar por correo. Solicitaron en las oficinas de Salamanca el certificado de Inscripción en el censo, y rellenaron el impreso al efecto. Pero el documento acreditativo no les llegó. Esto les ocurre a muchas personas, que piensan normalmente en la ineficacia del ser vicio, maldicen a Correos y se quedan sin votar. No sabrán n un.ca si alguien interceptó la petición votó por ellos. Pero las dos hermanas decidieron desplazarse a Babilafuente el 26 de mayo, y se encontraron con que el certificado que habían reclamado estaba allí, y con que en el rermite figuraba su dirección pero escrita por mano ajena.

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La explicación se puede deducir del informe emitido por la Inspección de Correos el 30 de mayo: "Determinados certificados censales, en los que figura han los destinatarios y sus verdaderos domicilios, han sido entregados en el local de CSIF (Confederación Sindical Independiente de Funcionarios) de la propia Jefatura Provincial [de Correos], en donde los recibieron varios funcionarios pertenecientes a esta, asociación, y a su vez éstos los entregaron a un funcionario determinado, también de CSIF, quien tiene reconocido que los entregó en la sede del Partido Popular".

El desvio sufrido por las hermanas Palomero no fue el único. Otras decenas de personas denunciaron en Salamanca una situación similar. En principio, cabía pensar -los supuestos autores seguramente creyeron eso- que con las pocas irregularidades que se descubren se pueden impugnar, como mucho, unas cuantas mesas y se acabó. Pero otros datos, aportados por la Jefatura Provincial de Correos, arropan las sospechas de fraude generalizado: el Gobierno civil repartió en la provincia 24.000 impresos para los electores que decidieran usar ese derecho, se certificaron correctamente 7.013 y se devolvieron 4.000. ¿Qué ha pasado con los 12.987 que faltan?

Sí se entregaron en las oficinas de correos, para su certificación y envío a las mesas electorales, al menos 600 votos -los que están documentados- cuyos impresos correspondientes fueron escritos por no más de seis manos. En teoría, la trampa es imposible si se siguen los trámites legales (presentación inicial del DNI, envíos certificados, consignación del domicilio al que hay que enviar el documento del censo, firma del receptor ... ); pero el exceso de trabajo -eso es lo que alegan los funcionarios llamados a declarar- relajó las condiciones y apenas se cumplieron los requisitos. Cientos de envíos certificados fueron entregados como correo ordinario.

De todas formas, a los autores del fraude se les fue la mano: entre los votos que supuestamente se tramitaron en la sede del PP, el impreso número 2.917 figura a nombre de la hija de un candidato del CDS, que niega haber votado por correo; y el 3.047 corresponde a una representante del CDS en Ciudad Rodrigo, que aporta igual testimonio. La mano que los rellenó es la misma que lo hizo con otras decenas de ellos.

Una persona figura en todo este tinglado como protagonista: José María Moreno Balmisa, ex diputado provincial del CDS que se pasó recientemente al PP, candidato número ocho en la lista del PP para el Ayuntamiento de la capital, miembro del sindicato independiente CSIF... y jefe comercial de Correos en Salamanca, en excedencia. Los testimonios de varios carteros incluidos en las diligencias le involucran directamente. También hay otros nombres: los de algunos miembros del sindicato CSIF en Salamanca, que se suponen trabajaron en connivencia con Moreno Balmisa.

El informe de Correos dice al respecto: "Se infiere de las diligencias que los verdaderos artífices pudieran ser José María Moreno Balmisa y Carlos González López [ambos, funcionarios pertenecientes a CSIF], quienes, al parecer, han utilizado a varios carteros para desviar los certificados censales a personas distintas de sus destinatarios".

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Sobre la firma

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades

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