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Marruecos, el informe negro de los derechos humanos

Un congreso en Casablanca ilustra la debilidad del Estado de derecho

"El informe de los presos políticos ensucia la imagen de Marruecos", aseguró con firmeza el presidente de la Organización Marroquí de los Derechos Humanos, Kualid Naciri, en el congreso que esta institución cívica celebró el pasado fin de semana en Casablanca. Las palabras de este dirigente comunista fueron acogidas con una salva de aplausos por los centenares de personas que llenaban el centro cultural Maarif. En el exterior, una nube de policías controlaba y vigilaba los accesos al local.

Inexplicablemente, y debido a un fallo de los organizadores, la bandera de Marruecos cubrió durante todo el acto de apertura el retrato oficial del monarca. La fotografía permaneció oculta mientras el abogado Abdelaziz Benani, uno de los fundadores de esta plataforma cívica, hacía un balance escalofriante de la situación interna del país.El abogado Benani avanzó durante cerca de una hora entre tina jungla de leyes y dauires con las que demostró la inexistencia o la debilidad del Estado de derecho, la situación de vejación en que se encuentran sumidas las mujeres, las arbitrariedades cometidas con los presos -hay 216 que tienen carácter político- O o la situación de los desaparecidos. Fue un recorrido doloroso, jaloriado por los murmullos de los asistentes, muchos de los cuales se identificaban o se reconocían cuando se citaban los ejemplos.

El orador habló sin reparo de todos. Incluso de los militares condenados en 1971 por haber participado en el golpe de Estado dirigido contra el rey en el palacio de Skirat, quienes, según sus familiares, se encuentran incomunicados en una prisión situada en la provincia de Rachidia. A pesar de que muchos de ellos han cumplido ya la condena que en su día les fue impuesta por el tribunal, los golpistas continúan encarcelados. El abogado Benani aseguró que su organización había enviado el pasado 1 de abril una carta al primer ministro interesándose por la situación de estos reclusos. "Pero aún no se ha tenido respuesta", recalcó el letrado.

Silencio constante

El silencio es una constante de la Administración marroquí, vino a asegurar el abogado. Recalco que en los tres años que lleva funcionando esta organización de los derechos humanos se han remitido numerosas cartas a los ministros y, con la fina ironía que caracteriza a los marroquíes, subrayó que el único ministro que había respondido a los requerimientos de la plataforma cívica fue el responsable del departamento de Minas. La carta aseguraba de forma lacónica que "el asunto no es de mi incumbencia".

El olvido es el peor enemigo de Marruecos", aseguró en otro momento de su balance, mientras recordaba que las comisiones oficiales creadas por el Gobierno y el Parlamento para investigar los sucesos de Fez y de Tánger ocurridos durante la huelga general del pasado mes de diciembre no se reunían desde hacia cinco meses. Añadió además con rotundidad que el número de muertos producidos durante los enfrentamientos con las fuerzas de orden público fue superior aI indicado en los comunicados oficiales.

Toda esta catarsis de números, cifras, anécdotas y situaciones sirvieron de punto de partida a un debate interno de la organización, celebrado a puerta cerrada, en la que se ha estudiado la estrategia y la reestructuración de los órganos rectores. Lejos de los medios de comunicación, los promotores de la organización marroquí de los derechos humanos han discutido sobre la necesidad de potenciar su entidad.

Plataformas cívicas

En Marruecos funcionan tres organizaciones de defensa de los derechos humanos: la liga vinculada al partido nacionalista Istiqlal, la asociación relacionada con grupos radicales socialistas excindidos de la USCP y la organización dominada por militantes comunistas y socialistas.Las tres se declaran independientes, pero les es difícil esconder los vínculos organizativos con los partidos políticos. A pesar de estas supuestas relaciones, sus actividades no pueden quedar desvirtuadas, y en los últimos meses las tres han jugado un papel importante y decisivo en la defensa de los detenidos y en el proceso de apertura democrática. El panorama se completa con el Consejo Consultivo de los Derechos Humanos, creado por Hassan II y en el que participan representantes de la Administración y de las organizaciones cívicas y democráticas.

Muchos juristas coinciden en asegurar que la proliferación de organizaciones especializadas en defensa de los derechos humanos es una prueba palpable de que su aplicación en Marruecos plantea numerosos problemas.

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