Irak y Kuwait necesitaran varias décadas para reconstruir sus infraestructuras sanitarias
La participación de los ministros de Salud le Irak y Kuwait en la 44ª Asamblea Mundial de la Salud ha paseado el fantasma de a guerra del Golfo Pérsico por la sede europea de Naciones Unidas. Los daños originados en la infraestructura sanitaria y el largo y costoso proceso que se abre ahora hasta la reconstrucción de los servicios de salud, han sido las referencias obligadas en tiempo de posguerra. La difícil situación por la que atraviesa el pueblo kurdo, que no mereció la atención del ministro irquí, fue la parcela que se reservaron los titulares de Irán y Turquía.
Según declaraciones efectuadas a EL PAÍS por el ministro kuwaití de Salud Pública, Al-Zousan, los daños causados en la red sanitaria por las tropas iraquíes ascienden a los 800.000 millones de dólares y han hecho retroceder al emirato varias décadas en materia de salud. "Antes del 2 de agosto, Kuwait registraba un porcentaje de vacunación infantil del 90%, nuestros hospitales estaban perfectamente equipados, el parque de ambulancias cubría las necesidades de la población y contábamos con un centro de investigación del sida que era de obligada referencia internacional. Ahora", afirma Al-Zousan, "hemos de partir casi de cero porque nuestros hospitales, incluido el Centro Islámico de Salud, fueron saqueados, 123 clínicas dentales fueron igualmente devastadas, un gran número de ambulancias desaparecieron y más de 300 toneladas de medicamentos fueron robadas del Centro Farmacéutico Nacional".Opina el ministro que devolver a Kuwait la infraestructura sanitaria que le llevó al liderazgo en la región será un proceso de 30 o 40 años y obligará a su Gobierno a la firma de contratos millonarios. "Con la ayuda de la OMS y de países amigos, las necesidades básicas de la población están siendo cubiertas, algo que no podríamos garantizar si los 400.000 kuwaitíes que aún permanecen en el extranjero regresaran ahora".
Aunque larga y costosa, la reconstrucción de la red sanitaria no es el principal problema al que, según Al-Zousan, se enfrentan las autoridades sanitarias del emirato, sino al de la restauración de la salud mental de la población y la atención a las víctimas. "Ha habido torturas, violaciones y muertes. Hay prisioneros que han vuelto con enfermedades infecciosas y traumas psíquicos, y niños a los que se les ha de amputar alguna extremidad como consecuencia de los explosivos. Hay más riesgos en los campos de minas que en los humos que emiten los 600 pozos de petróleo en llamas, pues a pesar de entrañar un desastre medioambiental todavía no presentan graves riesgos para la salud".
Objetivo inalcanzable
En el caso de Irak, hablar de la reconstrucción de la infraestructura sanitaria es hablar de la reconstrucción del país, ya que según su ministro de Salud, Abdul Salam Mohamed, "los 100.000 ataques aéreos aliados han destruido la red de abastecimiento de aguas y la del suministro eléctrico, las refinerías, los centros farmacéuticos y hospitalarios, las unidades quirúrgicas y los bancos de sangre. El parque de ambulancias se ha reducido a una mínima parte y el sistema de comunicaciones sufre daños que por el momento son irreparables".
Los costos que supondrá la reconstrucción de la infraestructura dañada la convierten en inalcanzable, apunta el ministro iraquí. "¿Con que medios vamos a construir el futuro si en el presente sólo hay destrucción, la escasez de medicinas y alimentos que originó el embargo, brotes de cólera y una asistencia internacional que no llega a cubrir el 5% de las necesidades de la población en materia de salud?", se pregunta Abdul Salam Mohamed.
Los kurdos representan la otra cara de la posguerra, pero sus necesidades fueron obviados en el discurso que el ministro iraquí pronunció en la 44ª Asamblea Mundial de la Salud. A ellos se refirieron, sin embargo, sus homólogos de Turquía e Irán.
"Unas 700.000 personas se amontonan en la frontera y 520.000 están ya en territorio turco", afirma Halil Sivgin, para añadir luego que las necesidades de estos miles de personas superan la capacidad de su país, a pesar de que la ayuda que su Gobierno está prestado ,les ocho veces mayor a la dada por la solidaridad internacional".
Reza Malekzadeh, ministro de Salud de Irán, se manifiesta en términos similares y aboga por la repatriación como única solución posible. "La situación es crítica y hay grandes riesgos de epidemias de diarrea y cólera", afirma Malekzadeh, que no duda en reclamar responsabilidades a quienes estuvieron directamente involucrados en la guerra.
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