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El precio de los coches bajará más de un 50% al desaparecer el tipo especial del 33%

FÉLIX MONTEIRA ENVIADO ESPECIALEspaña está dispuesta a aceptar una subida de] tipo medio de] IVA del 12% al 14% dentro de la reforma fiscal de la CE. "Es un esfuerzo que no es muy popular y que tiene efectos indeseables en la economía, porque hará subir la inflación en dos puntos", manifestó ayer en Luxemburgo el ministro de Economía, Carlos Solchaga. La armonización del IVA en la Comunidad implicará la desaparición del tipo del 33% que pagan automóviles, joyas y pieles. La baja en la fiscalidad de los coches se compensará con una tasa sobre matriculación que se aplicará en paralelo a partir de 1993.

En el caso de los automóviles, el Gobierno, según Solchaga, no es partidario de modificar sustancialmente la fiscalidad que soportan. La tasa de matriculación, "quizá de un 8% o un 10% se aplicará para que financien "los muchos costes externos que aportan a la economía, especialmente en lo que se refiere a carreteras y contaminación". El ministro admitió, no obstante, que se produciría al final "una baja del precio considerable, posiblemente superior al 5%". Sin embargo, para no crear falsas expectativas, recordó que todo ello está pendiente del acuerdo de los Doce para que la armonización fiscal pueda entrar en vigor en 1993.El cambio de los tipos de IVA fue abordado ayer por los ministros de Economía y Finanzas de la Comunidad en el consejo informal celebrado en Luxemburgo. El objetivo es una armonización en 1993 para evitar las actuales disparidades entre los Doce, que atentan centra la igualdad comercial que pretende implantar el mercado único. La propuesta inicial de la Comisión era sustituir los tres o cuatro tipos existentes en cada país por dos: uno, normal, comprendido en. una banda entre el 14% y el 20%, y otro, reducido, entre el 4%, y el 9%.

Ese proyecto ha sido totalmente abandonado por falta de acuerdo. Ahora, según la representación española, "se va a una armonización muy en línea con el mercado". Es decir, a un IVA a la carta en el, que sólo habría dos tipos, pues subsisten las discrepancias sobre un tercero superreducido.

El nuevo IVA normal absorberá el tipo medio y el de lujo. España y Luxemburgo quieren que se sitúe en el 14%, aunque cada país pueda fijar un baremo más alto. Sin embargo, se mantienen las diferencias, y "la situación empieza a ser dramática", según Solchaga. Los Doce, por enésima vez, se han dado un nuevo plazo de estudio, esta vez hasta junio.

La mayoría exige un tipo normal del IVA del 16% como mínimo. La media de la CE es ahora un poco más alta. Para algunos países, como Dinamarca, un tipo normal a la medida española provocaría una ruina en su recaudación fiscal. Alemania, que también parte de un tipo normal del 12%, necesita nuevos ingresos para la reconstrucción de la ex RDA.

"España sólo aceptaría superar el 14% si a cambio la Comunidad nos acepta incluir una serie de artículos en un tipo superreducido", afirmó Solchaga, quien en algún momento citó como posible tipo normal el 15%. Ello significaría tres puntos de inflación añadida, cuyos efectos serían mucho peores que el beneficio de más de 300.000 millones en la recaudación de Hacienda.

España confía en compensar esa subida con el tipo reducido del 5% para los productos básicos (actualmente, un 6%) y aspira a aplicar recargos más bajos en algunos productos. El objetivo es engancharse al IVA superreducido que se piensa establecer para los países con IVA cero en ciertos artículos o con tasas inferiores al 5%.

La falta de acuerdo sobre el IVA se extiende a los impuestos especiales que gravan las bebidas alcohólicas, el tabaco y los productos petrolíferos. La desigualdad en este caso es abrumadora. Para los países del Sur, especialmente España, la reforma plantea un problema social de consumo, sobre todo en el caso del vino, hoy exento de impuesto especial. Algunas labores de tabaco y ciertos licores podrían llegar a duplicar su precio.

Unión monetaria

En cuanto a la unión monetaria, la propuesta luxemburguesa de retrasar la creación del banco central europeo al 1 de enero de 1996 no encontró el respaldo de nadie. España, Francia, Bélgica, Italia y Portugal encuentran que no hay ninguna razón para plantear a los jefes de Estado y de Gobierno de la CE la revisión del acuerdo alcanzado en la cumbre de Roma. La fecha acordada es el 1 de enero de 1994, aunque el banco central comenzaría a funcionar de manera experimental, hasta la implantación de la moneda única en una tercera fase, cuyo inicio no ha sido fijado.

Durante la segunda fase y en la etapa preparatoria actual, el objetivo es la convergencia de las economías. Alemania, junto a Holanda, exige que el banco cetral se retrase hasta que no haya condiciones de igualdad en inflación, tipos de interés y déficit público. El Comité Monetario de la CE recomienda un plan duro de ajuste para Italia, Portugal y Grecia. Los ministros de Economía están de acuerdo con la receta.

Solchaga propuso además la necesidad de un programa de convergencia a medio plazo a presentar a la CE por los Doce.

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